Monseñor Lorca: "El tema de la UCAM no me quita el sueño"

Lorca Planes también critica la "imagen polarizada" sobre este asunto que han transmitido "algunos medios", aunque afirma que "las aguas ya están calmadas". Según el obispo, "ha habido dificultades, pero los curas se han mantenido al margen. Han sido testigos, algunos desde primera línea de la barrera, otros desde la fila novena, pero nada más".
Cómo fue la recepción en Murcia?
No me esperaba tanta gente. En verano, con este calor, con tanta gente fuera, pensé que muchos se quedarían en casa. Fue una magnífica acogida.
¿Piensa que su regreso puede suponer una revitalización para la Diócesis?
No creo que sea la solución de nada. Si me lo creyera, no estaría pisando tierra. Yo quiero ser un motor de ánimo, de esperanza, de ilusión. Demostrar que sí que podemos. Podríamos decir que me aproximo al proyecto de Obama, el 'Yes We Can'. No tengo nada que ver con ese señor, pero creo que podemos y que hay proyectos que se pueden llevar a cabo con el trabajo de todos.
¿Alguna vez imaginó que se convertiría en obispo?
Jamás. No entraba dentro de mis cálculos, ni me lo planteé nunca.
¿Y cómo se siente al echar la mirada atrás y ver todo el camino recorrido hasta este punto?
Creo que ha sido una historia de amor de Dios. Muchas veces me digo, "Señor, ¿qué has visto en mí para que me hayas concedido este ministerio?". Mirando hacia atrás, he visto su mano en muchas ocasiones. Ha habido acontecimientos que jamás habrían entrado en mis cálculos.
¿Cree que la diferencia en número de feligreses entre las diócesis de Teruel y Cartagena supondrá una dificultad?
Para nada. Hay ya una estructura de muchos años, por lo que el camino está prácticamente hecho. Además, trabajar con los sacerdotes de aquí me resulta un poco más fácil, porque ya les conozco de antes, algunos como amigos y otros como rostros familiares. También me tengo que adaptar yo a determinadas cosas, claro.
¿Qué opinión tiene de su antecesor en el cargo, Reig Plá?
Me parece una persona fantástica. Como obispo ha querido hacer la voluntad de Dios y ha actuado, con sus criterios y su manera concreta de ver las cosas, para ayudar a la Diócesis.
¿Seguirá sus pasos o cambiará algo de su forma de gestionarla?
Todos los obispos miramos en la misma dirección: predicar los Evangelios con honestidad, sencillez y coraje. Otra cosa son los métodos. Cada uno tiene el suyo, y depende de las distintas sensibilidades que tenga. Es decir, cuidando todos los aspectos, procurará potenciar aquello que más le interese. Así, durante un periodo largo de tiempo, la Diócesis se verá enriquecida por lo que cada ocupante del puesto haya ido aportando.
¿Cómo puede ayudar la Diócesis a los feligreses que están sufriendo la crisis económica?
Es algo que me preocupa, sobre todo cuando pienso en las familias que lo están pasando mal. ¿Qué puede hacer la Diócesis? Pues a nivel de soluciones laborales, poco. La Iglesia no es una estructura de economía ni de empleo. Sí podemos ayudar desde la caridad, y también abrir el horizonte para que la persona pueda aceptar con serenidad estos acontecimientos en muchos casos dramáticos.
¿La crisis está afectando también a la Iglesia?
A nivel económico se nota. En Teruel, que es lo que más conozco, algunas instituciones están incluso retrayéndose en ciertos convenios y programas de ayuda.
¿Qué opinión le merece la nueva ley sobre el aborto que planea sacar adelante el Gobierno?
Sigo la línea que ha mantenido la Santa Sede desde siempre. Uno de los principios fundamentales es que la vida pertenece a Dios y sólo Él es su dueño. Cada persona tiene derecho a su propia vida, y nadie puede constituirse en juez para determinar cuándo la tiene y cuándo no.
Teniendo en cuenta esta visión, ¿tiene la Iglesia algún plan alternativo para ayudar a esas mujeres que desean abortar?
La Iglesia quiere el bien de la madre y el bien de la criatura. No puede hablar de otra manera que no sea defendiendo la vida y las mejores condiciones para las madres y los niños. Las demás cosas son una casuística muy grande en la que es muy difícil entrar.
¿Se impartirá la asignatura de Educación para la Ciudadanía en las escuelas católicas de la Región?
Bueno, la ley lo está programando así. De hecho, la Iglesia nunca se ha opuesto a esta asignatura. Estamos a favor de todo lo que sean valores cívicos, humanos y constitucionales. Lo que la Iglesia discute a las autoridades civiles es que los padres tienen el derecho constitucional a elegir la educación de sus propios hijos.
¿Y qué opina de los matrimonios homosexuales?
El respeto a una persona que tenga otra dirección de su sexualidad está absolutamente claro, pero la Iglesia defenderá siempre el matrimonio, que como la propia palabra indica es la unión de un hombre y una mujer. Yo no me puedo meter en las opciones de vida de nadie para decir qué tiene que pensar o qué tiene que hacer con su vida. Cada uno tiene que responder ante Dios.
Con tantas polémicas entre la Iglesia y el Gobierno Central, ¿cómo está la relación entre ellos?
Muy serenas. Hay dificultades de entendimiento y planteamiento en muchas cosas, pero creo que hay una capacidad de diálogo grande. En este momento no veo nada tan grave que haya que decir que las relaciones están rotas.
¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos para la Diócesis?
Una de las experiencias más importantes e ilusionantes que se avecina es el Año Jubilar de Caravaca. Es un acontecimiento muy bonito y con una gran trascendencia. Ahí sí que nos tenemos que implicar todos. La sociedad civil y la comunidad cristiana se necesitan, porque este es un escaparate al exterior que no sólo tiene implicaciones religiosas.