Cuenta La Opiníon de Murcia que el obispo de la Diócesis de Cartagena no le da validez al escrito del secretario de Estado del Vaticano sobre el conflicto de la UCAM, porque considera que se trata de una simple carta y no de un documento oficial. Así lo ha expuesto por escrito en las alegaciones que ha presentado a la Comunidad Autónoma, después de que los servicios jurídicos de la institución regional le mandaran el texto de Tarciso Bertone aportado por José Luis Mendoza, con el que el presidente de la Fundación San Antonio trata de demostrar que el Vaticano ha fallado a su favor en la disputa por la titularidad de la universidad católica.

Según la información a la que ha tenido acceso LA OPINIÓN, el obispo alega que se trata de un mero escrito privado que, aunque firmado por el propio secretario de Estado del Vaticano, no puede sustituir al documento oficial pertinente en este caso, que debería ser lo que se conoce como un decreto singular. Hace días la Comunidad Autónoma entregó al obispo una copia de la citada misiva para garantizar su seguridad jurídica y evitar que sufriera indefensión, dado que el Vaticano no le ha enviado a Reig Plá el documento en el que supuestamente otorga la titularidad a Mendoza.

Tras conocer su contenido y forma, el obispo considera que la estructura responde a un documento privado y no a una decisión firme y oficial de los dicasterios de Roma (tribunales vaticanos). En su opinión, este hecho debe ser tenido en cuenta por la Comunidad Autónoma a la hora de resolver el conflicto administrativo sobre la titularidad de la UCAM. El enfrentamiento entre el máximo dirigente de la diócesis y el presidente de la Universidad se inició en noviembre después de que el obispo recurriera la decisión del Consejo de Gobierno de aprobar lo estatutos en los que se concedía la titularidad del centro a la Fundación San Antonio que preside Mendoza y no a la Iglesia.

Posible trampa formal

El hecho de que la misiva recibida por Mendoza desde el Vaticano sea eso, una carta, y no un documento oficial, es considerado por determinados ámbitos religiosos como una trampa formal contra al obispo, porque le podría dificultar lograr el amparo de la Signatura Apostólica (el Supremo vaticano), puesto que Bertone habría 'hablado', pero sin dictar sentencia oficial alguna.