Solidaridad

Solidaridad es una exigencia del espíritu humano. Un hombre de recto corazón, cualquiera que sea su religión o su modo de pensar, no puede pasar de largo ante la necesidad ajena. Es una exigencia moral, la forma más clara de la amistad universal que nos lleva a actuar con prontitud si está en nuestras manos remediar una situación angustiosa. Quevedo escribió que «el amigo ha de ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar a que la llamen».
Personalmente hemos de preguntarnos cómo vivimos la solidaridad con este pobre de la esquina o con el que sabemos que no puede pagar la luz de su casa. Si la vida nos ha sonreído tenemos más obligación todavía de andar con los ojos abiertos. Pau Gasol ha confesado: «Llegó un momento en el que me di cuenta de que gracias a mi éxito como deportista podía colaborar con una entidad para mejorar las condiciones de vida de los niños más desfavorecidos, y así empezamos a trabajar junto con UNICEF.» Y lo mismo podría decirse de tantas personas que colaboran con Cáritas, Manos Unidas y tantas organizaciones humanitarias.
Al mismo tiempo esta exigencia personal de carácter moral tiene su traducción a nivel incluso internacional. La Iglesia, en especial los últimos pontífices, han denunciado con rotundidad el escándalo de las diferencias sociales entre grupos y naciones.
No se trata de denunciar al comercio mundial, o a las empresas multinacionales sin más. Tampoco al capitalismo, sino a sus excesos. El filósofo Fernando Savater dice: «Uno puede estar a favor de la globalización y contra su ritmo actual, lo mismo que puede estar a favor de la electricidad y en contra de la silla eléctrica.»
El Papa Francisco ha añadido, a la doctrina sobre estos temas, la responsabilidad que tenemos con el medio ambiente, para no perjudicar a poblaciones enteras explotando recursos naturales y para no dejar un mundo inhabitable a las futuras generaciones. Cuidar de la naturaleza y de los animales es otra forma de solidaridad.
† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado