La iglesia catalana, más concretamente
el Obispado de Lérida, sigue sin cumplir una sentencia firme y ejecutada por parte del Vaticano.No les descubriré nada si les digo que no soy ningún experto en derecho canónico, pero supongo que algún tipo de castigo, terrenal o divino, tiene que haber para quien no cumple con algo tan serio como una sentencia del Vaticano.
El caso que tras agotarse el plazo para que los bienes emigrados retornaran a
Aragón estos siguen en el Museo Diocesano de Lérida.
Si tradujéramos esta situación al derecho civil, supongo que el juez enviaría a la fuerza pública para que la sentencia se cumpliera. No es que yo pida que
la Guardia Suiza del Vaticano actúe en la comunidad vecina, pero sí que el obispo Ciuraneta sea amonestado, expedientado o lo que sea. Porque, si no, daremos por entendido que las sentencias de Roma son papel mojado y que a algunos obispos, como el de Lérida, se la trae al pairo lo que digan las mismas. ¡Y eso que hay un voto de obediencia de por medio!
Luis Laiglesia.