Hornada púrpura eurocéntrica y curial
Se abre un rayo de luz para el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, que se encuentra e la misma situación. Si la regla de los eméritos-electodes no tuviese excepción, se vería condenado a no poder acceder a la púrpura, dado que su predecesor en la diócesis, el cardenal Antonio Cañizares, es más joven que él. Y lo mismo le pasa a Asenjo en Sevilla, al que taponará durante varios años su antecesor el cardenal Amigo. En ese sentido, el que más fácil lo tiene es el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, cuyo predecesor falleció el año pasado.
Portugal recibe el premio del cardenalato de Monteiro de Castro. Un premio para Portugal y, en cierto sentido, para España, donde se ganó los galones, templando gaitas con el Gobierno de ZP a base de calditos, a pesar de que el cardenal Rouco presionaba en la dirección opuesta. Rouco siempre ninguneó al portugués que, ahora, se sentará a su lado en un eventual cónclave. Los neocons decían que no valía, pero resulta que, en Roma, lo han elevado a lo más alto.
Pero el gran regalo, el regallo directo del Papa a España ha sido la púrpura de Santos Abril. Un diplomático bregado en todas las latitudes, al que el Papa tiene una especial estima y, por eso, lo ha nombrado, vicecamarlengo. Dicen los que lo conocen que es un hombre afable, cercano, sencillo, bien preparado y con principios. Unos principios que lo llevaron a enfrentarse, cuando era Nuncio en Argentina, al entonces todopoderoso Secretario de Estado, Angelo Sodano. Como consecuencia de ello, Sodano lo marginó. Pero, consciente de su valía, el Papa lo volvió a recuperar. Primero, para vicecamarlengo y, después, para arcipreste de Santa María la Mayor, una de las más importantes basílicas de Roma. ¡Enhorabuena al turolense!
Más de la mitad de los electores de un eventual cónclave serían europeos (67 de 125) y la cuarta parte, italianos (30). Con la presencia de muchos amigos del Secretario de Estado, cardenal Bertone, que sigue colocando a sus "peones". La suya es, en estos momentos, la cordada más importante de la Curia y la que más puede influir en la designación del próximo Papa.
Los italianos siempre han dominado el Vaticano y, por mucha internacionalización de la Curia en la que se empeñen los Papas, no sueltan las riendas. Y lo cierto es que están dotados para la diplomacia. Pero también es verdad que la lucha entre las diferentes "cordadas" curiales por el poder es feroz. Los lobbies italianos vaticanos son tan poderosos que, a veces, entorpecen la labor del mismísimo Papa.
Por áreas geográficas, se refuerza la presencia de los norteamericanos (una Iglesia profundamente sacudida por el escándalo de las manzanas podridas del clero pederasta), que suben a 15 electores. También suben los asiáticos, que pasan a tener 9.
Pierden los dos continentes llamados de la esperanza para la Iglesia católica. Latinoamérica gana un elector y pasa de 21 a 22, mientras África, el continente al que dicen que el Papa quiere tanto, no ha conseguido ni una sola birreta en este consistorio y se queda con sus 10 electores.
El obispo de Hong Kong, Jhon Tong Hon,
representa, junto al arzobispo de Nueva York, Timothy Michael Dolan, una de las principales novedades del consistorio. El Papa los señala a ambos como los líderes emergentes en sus respectivas áreas geográficas.
Además, el nombramiento cardenalició de
John Tong confirma el papel de "puente" de Hong Kong entre Pekín y la Santa Sede.
Como gran intelectual, el Papa se siguen acordando de los 'suyos' y les ha concedido el capelo a tres prestigiosos profesores. Se trata del padre Prosper Grech, consultor en la Congregación para la Doctrina de la Fe; del padre Karl Josef Becker, docente emérito de la Pontificia Universidad Gregoriana; y de Julien Ries, profesor emérito de Historia de las Religiones en la Universidad Católica de Lovaina, el padre de la antropología religiosa.
Así las cosas a partir del 19 de febrero el Colegio Cardenalicio contará con un total de 214 miembros, de los cuales 125 serán electores y 89 quedarían fuera de un posible Cónclave. Por primera vez en el actual pontificado los purpurados electores designados por Benedicto XVI, 63 en total, superarán a los creados por su antecesor, Juan Pablo II, que sumarán 62. También así el Papa prepara su propia sucesión y el futuro de la Iglesia.
José Manuel Vidal