Reig en Murcia y lo que falta

Yo creo que le ha tocado la lotería a la diócesis pero como mis juicios suelen ser muy controvertidos voy a acudir a una prueba del nueve. Los católicos más insolidarios con su Iglesia, los que defienden el matrimonio homosexual, el sacerdocio femenino, la abolición del celibato,
los críticos del Papa... aborrecen a monseñor Reig. Para muchos católicos es una excelente recomendación.
Como al nuncio no le luce el trabajo, con este nombramiento seguimos en la misma situación que antes. Dos diócesis sin obispo, Cuenca y ahora Segorbe-Castellón. Cuatro obispos caducados por haber rebasado ampliamente la edad de jubilación: el auxiliar de Barcelona, Carrera, el de Canarias, Echarren, el de Pamplona, Sebastián, y el de Orihuela-Alicante, Oliver. Uno más, inutilizado por su salud y de sustitución obligada, el onubense Noguer.
Que además presentará la renuncia el próximo enero, tal vez desde su cama hospitalaria. Y el próximo 2006 tendrá que pensar en sustituir, si no le sustituyen a él antes, al arzobispo de Valencia, García Gasco, que cumple los setenta y cinco años en febrero, al obispo de Málaga, Dorado, que los cumple en junio, y al obispo de Segovia, Luis Gutiérrez, doy mi palabra de honor que en Segovia hay un obispo y que se llama Luis Gutiérrez, que cumple los setenta y cinco años en noviembre.
Hasta aquí creo que he estado contenidísimo, educadísimo y caritativísimo. Con lo que ya creo encontrarme mal. Y, como la salud es lo primero, concluiré diciendo que estamos ante un año de Te Deum. Carrera,Echarren, Sebastián, Oliver, Noguer, Gutiérrez, Dorado... En los días más negros de la Iglesia hispana, nadie, ni los más optimistas, podían soñar con esta barrida. Hubiera sido como para quedar hasta transverberados. Pues ha llegado. Se van. En un pack. Lo que ellos significaron agoniza.
No queda ya nadie. El de Lugo, Gómez, y el de Gerona, Soler, que se irán en 2007; el de San Sebastián Uriarte que se irá en el 2008, y el de Sigüenza Guadalajara, Sánchez, en el 2009. Ya no quedarán más. Aquello, desaparece. Los otros serán buenos, malos o regulares pero ya no son aquello. La de años que nos costó, y dos pontificados, librarnos de aquel triste obsequio que nos hicieron.
¿Sólo lamento la marcha de Don Agustín, qué tampoco es como para deshacerse en lágrimas aunque pienso que fue un aceptable obispo? No. Creo que Sebastián dio un cambio notabilísimo y, siendo una de las mejores cabezas del episcopado, sus últimos años fueron mucho mejores que los primeros. Sin comparación. Muy buenos. También pienso que Dorado rectificó rumbos a muchas mejores travesías. Pero, es que el que es tonto lo es a todas horas del día y de la noche, el malo no lo es permanentemente, y el inteligente puede rectificar. Y no me cabe la menor duda de la inteligencia de Sebastián y de Dorado. Francisco José Fernández de la Cigoña.