“Solvet saeclum in favilla”

Primero el árbol, y el hacha luego,

y al final la llama.

Y así la Creación

supo que la derrota fue el espectro,

tormento de Caín, que a la belleza

le iba a indicar el sino de la muerte.

Pasan los ríos,

y los vientos pasan,

y son susurros en las ondas,

o bisbiseos en la ramas,

anuncios de que el mundo

siempre está emplumando sus comienzos

en el nido del ser.

Vendrán los peces, y vendrán los pájaros,

y en los espejos de las aguas,

o a la sombra de frondas,

el hombre, siempre el hombre

mirándose a sí mismo en sus espejos,

o contemplando el tiempo,

mientras dura esa luz llamada vida.

El flash deslumbra en fogonazo todo

lo que el amor tornó en felicidad.

Pero siempre el aroma de las flores,

y lo que revistió el color

encima del latido,

cuando éste no responda

al reloj de las horas,

a pesar de la llama,

presentirá esperanza en las raíces

para resurrección en la ceniza.

ASTOR BRIMESevilla
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