Las concesiones de Zapatero a la Iglesia

Poner la otra mejilla es un precepto evangélico que la Iglesia católica no ha practicado nunca. El presidente español, Zapatero, a pesar de su reciente éxito electoral, corre el riesgo de enemistarse con amplias corrientes de la izquierda por el tratamiento privilegiado que reserva a la Iglesia, recibiendo en cambio de ésta sólo bofetadas. En efecto, a pesar de sus continuas manifestaciones contra el gobierno, éste no ha dejado de favorecerla. Tanto es así, que los fondos públicos destinados a financiar clero y culto católicos han aumentado, y mucho.

Sin embargo, de la Conferencia episcopal no ha llegado ninguna respuesta positiva a tanta generosidad que la izquierda laica no consigue comprende ni digerir. Menos aún comprende el hecho de que el gobierno, abiertamente combatido por los obispos durante la campaña electoral, haya renunciado a todo paso adelante en temas fundamentales como el aborto y la eutanasia, así como a revisar el Concordato del 79, que los laicos consideran como un ultraje a la autonomía del Estado. Además, habiendo contestado los obispos la introducción de la asignatura ‘Educación para la ciudadanía’, es difícil comprender por qué el gobierno ha concedido a los institutos religiosos concertados la facultad de suprimir en los textos las partes que consideren no coherentes con sus ideas.

Para un jefe de gobierno como Zapatero que, por desgracia de los tiempos, ha venido a encontrarse con la pesada responsabilidad de representar no sólo a España sino a toda la izquierda europea, es indispensable una llamada a la separación entre Estado e Iglesia, dentro del respeto, por parte de ambas instituciones, de sus respectivos cometidos en la sociedad”.

Franco Mimmi (L'Unitá)
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