Se cumplen ocho siglos del Cántico de las criaturas Locura es el amor con que Jesús nos amó, locura debe ser nuestro amor

El pan vivo
El pan vivo

"La Familia Franciscana está celebrando el octavo centenario de la aprobación de la Regla de vida que Francisco de Asís escogió para sí y para sus hermanos, de la primera representación que Francisco hizo en la ciudad de Greccio del Nacimiento de nuestro Salvador, de la impresión de las llagas del Señor en el cuerpo enfermo de Francisco, del Cántico de las criaturas, y de la muerte de Francisco"

"Nosotros hacemos nuestro ese Cántico, para decirlo con los pequeños de la tierra, con los hambrientos de pan y de justicia, con los pobres a quienes se anuncia el evangelio, con todas la criaturas…"

"El mandato recibido de amar como Jesús nos amó deja a los pobres en el corazón de nuestra vida"

A todos: Paz y Bien.

La Familia Franciscana está celebrando el octavo centenario de la aprobación de la Regla de vida que Francisco de Asís escogió para sí y para sus hermanos, de la primera representación que Francisco hizo en la ciudad de Greccio del Nacimiento de nuestro Salvador, de la impresión de las llagas del Señor en el cuerpo enfermo de Francisco, del Cántico de las criaturas, y de la muerte de Francisco.

Especial Papa León XIV

En este año de 2025 se cumplen los ocho siglos del Cántico de las criaturas.

A su vez, en estos días, grabados ya para siempre en la memoria de nuestro corazón, hemos vivido la muerte del papa Francisco, y el nombramiento de su sucesor, el papa León XIV –el Hermano León-, como pastor y guía de la Iglesia en camino hacia el reino de Dios.

La familia franciscana celebra el 800 aniversario del Cántico de las  criaturas – Revista Tierra Santa

En este contexto escuchamos hoy el mandamiento de Jesús a sus discípulos: “que os améis unos a otros como yo os he amado”. Y se nos ha dicho también que ese amor certifica nuestra identidad de discípulos de Jesús: “en esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros”.

Ese mandato nos devuelve la memoria del papa Francisco, sacramento del amor de Jesús a sus discípulos, a los pobres, a los excluidos, a los últimos.

Ese mandato nos devuelve la memoria del hermano Francisco de Asís, de quien el amor hizo una imagen viva de su Señor, una imagen viva de Jesús crucificado.

Locura es el amor con que Jesús nos amó, amor hasta el extremo, amor hasta dar la vida, hasta perderlo todo porque nosotros ganáramos la dicha de estar con él.

Y esa locura de amor es el mandato que reciben, como norma de vida, los discípulos de Jesús.

Desde que oímos el mandamiento, empezó a habitarnos la certeza de que los discípulos de Jesús vivimos para dar vida, vivimos para ser más de los otros que de nosotros mismos… Oído aquel mandato, el discípulo de Jesús sabe que está en el mundo para salvar, más que para salvarse…

Si el mandato recibido es el de amar como Jesús nos amó, el mal, la injusticia, la opresión que padecen los pequeños de la tierra, serán siempre realidades que interpelan nuestra vida de creyentes. De nada nos servirá una fe que no haga de cada uno de nosotros una buena noticia para los pobres.

El mandato del amor deja a los pobres en el corazón de nuestra vida.

En su día, el sufrimiento de los leprosos interpeló al hermano Francisco de Asís.

Templo Histórico de San Francisco, Guatemala - San Francisco practicó la  misericordia con los leprosos no porque les donara algo, sino porque SE  QUEDÓ COMPARTIENDO LA VIDA CON ELLOS, haciendo suyas las

Aquel joven ambicioso y derrochador, podía pensar razonadamente que no era él la causa de la lepra que padecían aquellos enfermos; podía decir con verdad que no era él quien los había condenado a su terrible soledad, a su espantosa miseria, a su tristísima condición; podía alegar muchos motivos, y todos buenos, para apartarse de los leprosos, para no encontrarse con ellos, para no verlos siquiera…

Pero la gracia de Dios lo llevó entre ellos.

Y allí Francisco descubrió que podía curar a quien estaba llagado, que podía acercarse a quien estaba solo, que podía besar a quienes antes sólo le repugnaban; allí descubrió que podía ver al leproso, volverse a él, lavarlo, curarlo, abrazarlo, besarlo.. Y así descubrió también que, lo que antes le resultaba amargo, se le transformó en dulzura del alma y del cuerpo.

Volvamos ahora los ojos a nuestro mundo; también él se nos muestra lleno de ‘leprosos’, entiéndase de vejados, excluidos, olvidados, explotados, esclavizados, diferentes, un mundo de hombres y mujeres y niños a quienes llevar la buena noticia de un amor creador, liberador, salvador: nuestro amor, el de Dios –nunca conocerán el amor de Dios si no conocen el nuestro-.

Si amamos al modo de Jesús, nos hallaremos colaboradores de Dios en la tarea de enjugar lágrimas y hacer que retrocedan la muerte, el luto, el llanto y el dolor.

Si amamos al modo de Jesús, no sólo se hará realidad en torno a nosotros un mundo nuevo, sino que se hará real también dentro de nosotros un cántico nuevo, pues el amor habrá dejado a Dios en el centro de nuestra vida, dentro de nuestras heridas, en la soledad de nuestra noche, en la oscuridad de nuestro calvario… Se escribirá dentro de nosotros un cántico nuevo, porque el amor nos habrá hecho hermanos de todos, hermanos de todo… porque la muerte habrá sido vencida … porque en la vida y en la muerte, somos de Dios…

Hace ahora ocho siglos, el hermano Francisco de Asís, hecho imagen viva de Cristo crucificado, Francisco pobre y llagado y en soledad como Cristo Jesús, escribió su Cántico de las criaturas, su canción del alma, una asombrada declaración de amor…

Y nosotros hacemos nuestro ese Cántico, para decirlo con los pequeños de la tierra, con los hambrientos de pan y de justicia, con los pobres a quienes se anuncia el evangelio, con todas la criaturas…

Con ellos y con el hermano Francisco de Asís, a nuestro Dios le decimos ‘altísimo”, porque lo hemos reconocido abajado hasta lo hondo de nuestra condición humana… Y confesamos ‘omnipotente’, al que hemos conocido en la debilidad de nuestra carne… Y reconocemos ‘Señor’, al que hemos conocido siervo de todos, arrodillado a los pies de todos…

LAUDATO SI! – 6. HERMANO SOL – Radialistas

Las estrofas de nuestro cántico son apenas un eco del cántico de amor que Dios ha hecho resonar para todos sus hijos desde el comienzo de la creación:

Loado seas, mi Señor, con el hermano sol… “Por él, tú nos alumbras”…

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas… “Tú las has formado claras y preciosas y bellas”…

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego… “Por él alumbras la noche, tú lo has hecho hermoso y alegre y robusto y fuerte”…

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo, por el que tú “a tus criaturas das sustento”…

Loado seas, mi Señor, porque nos has amado tanto, que nos diste a Hijo, a tu único, para que, creyendo en él, tengamos vida eterna.

Loado seas, mi Señor, porque hoy nos concedes escuchar tu palabra, recibir al que nos amó, al que nos ama, a aquel a quien hemos de imitar… Loado, mi Señor, porque hoy nos concedes comulgar lo que nos pides que seamos…

Loado seas, mi Señor, porque nos has hecho discípulos del amor, aprendices de Jesús, evangelio para los pobres… instrumentos de tu paz…

Loado seas, mi Señor, por el hermano Francisco de Asís.

Cántico de las criaturas - Wikipedia, la enciclopedia libre

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