A UN AMIGO QUE VA SUPERANDO LA ANGUSTIA

Vamos a seguir en esta amistad extraordinaria que nos une; no la dejemos oxidarse por falta de uso. Yo disfruto de la paz que va envolviendo ahora tu alma. Veo en esa paz un poco de mi influencia de amistad, y revierte en gozo mutuo esta circunstancia. Quisiera yo estar siempre disponible para ti, para todos los merecedores del nombre de Amigo, con mayúscula.


Me llena de alegría también comprobar que tú correspondes a esta amistad. Cuanto más avanzan los años, más necesidad tenemos de una amistad profunda.

Es hermoso sentirse acogido en la intimidad del amigo; es grande pensar y sentir en sintonía con el amigo.

Vamos a ignorar los días malos. Vamos a comunicarnos siempre lo bueno y lo malo sucedido, porque así crece la amistad.
No dejemos nuestra comunicación a pesar de la distancia que nos
separa. Merece la pena fomentarla.


En la madurez la amistad se demuestra con la comunicación y nos enriquece más y más. Hemos de procurar que la comunicación sea mutua, de lo contrario llegaría a ser mera dirección espiritual, no se trata de eso. Según corren los años la amistad ayuda a seguir manteniendo el interés por la vida. Cuando uno se encuentra sin que nadie le quiera, su amargura crecerá y con ello, su desgana de vivir.

No abandonemos por desidia nuestra amistad.
La aspiración mutua por seguir a Dios y ser cada vez mejores,
forma y conserva las amistades. Y las hace ganar quilates. Relaciones lúdicas y de bares, son tan sólo una caricatura de la verdadera amistad, pero mejor que nada ya son.

Recuerdo alguna frase del libro de los Proverbios: "Un amigo fiel es un escudo poderoso; quien lo encuentra halla un tesoro. Es bálsamo en la vida. No se paga con nada. Hay amigos más queridos que un hermano." Todas estas frases hace tiempo las leí, pero ahora, con la experiencia, las vamos entendiendo mejor.

Resulta hermoso que en esta nuestra experiencia de la amistad se encuentre presente Dios. Esto la aglutina más. Y de una manera especial en estos tiempos de tantos descreídos. Incluso la miro un poco como signo visible de este amor del Dios invisible. El se derrama en nuestros corazones y la amistad juega un papel importante de gracia actual. ¿No es verdad que nos "contagia" el mutuo fervor? Por todo esto, cada vez nos sentimos más amigos. Nuestra amistad se estrecha más en Cristo.


José María Lorenzo Amelibia
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