1.- Adentrarme en la persona del Verbo resucitado. Repetir varias veces hasta llegar a saborear cada una de estas antífonas o responsorios litúrgicos: Cristo resucitado de entre los muertos ya no muere; la muerte ya no le dominará más.
2.- Porque lo que ha muerto para el pecado, una vez ha muerto; pero lo que vive, vive para Dios. Aleluya.
3.- Ha muerto una vez por nuestros delitos, y ha resucitado para nuestra justificación.
4.- Ahora desentraño todo el valor simbólico y místico de estos textos propios para la Resurrección: Estos son los corderos nuevos que anunciaron; han venido a las fuentes, llenos están de caridad, aleluya.
5.- A la vista del Cordero se han vestido con estolas blancas y llevan palmas en sus manos; aleluya; aleluya.
Ver página web http://personales.jet.es/mistica