Amar y a dejarse amar. Puntos de meditación. 25-7-21
Aprender a amar y a dejarse amar. Hay un desafío, además, que es el desafío por la integridad. Amar a los pobres.
Como administradores de la creación de Dios, estamos llamados a hacer de la tierra un hermoso jardín para la familia humana.
El mayor regalo que le podemos dar es nuestra amistad, nuestro interés, nuestra ternura, nuestro amor por Jesús.
Iluminados por la fe, la adhesión a Dios y a su designio de amor realizado en Jesucristo.
Esta gracia que, mediante la estrella, los había llamado y guiado por el camino, ahora los introduce en el misterio.
Un corazón endurecido no logra comprender ni siquiera los más grandes milagros.
Los pobres, los enfermos, los encarcelados, los prófugos: ellos son la carne viva de Cristo sufriente e imagen visible del Dios invisible.
Redescubrir el coraje apostólico necesario para superar fáciles comodidades mundanas.
José María Lorenzo Amelibia
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