Asociación de sacerdotes casados de España (ASCE) Cincuenta años luchando para que cambie la ley celibataria
Informa ASCE
Crítica Constructiva
| José María Lorenzo Amelibia
Cincuenta años luchando para que cambie la ley celibataria
Luchar, sí... con amor
Han cambiado drásticamente las circunstancias desde que Pablo VI, en su encíclica "Coelibatus sacerdotalis" (a. 1967) se reafirmó en la obligatoriedad de la soltería para todos los sacerdotes de la Iglesia Occidental.
Números cantan. Tomemos una diócesis cualquiera que en 1966 disponía de mil sacerdotes a su servicio. Han muerto 400; doscientos han dejado el ministerio para contraer matrimonio; cien nuevos presbíteros se han ordenado. Ha quedado reducida la plantilla, en sólo veinte años, a la mitad.
Se ha disparado de forma alarmante la edad media de los sacerdotes hoy en activo: alrededor de 57 años. La mortalidad anual sobrepasa el cuatro por ciento, mientras que las nuevas promociones sólo cubren el 0,35% de la totalidad de clero cada curso. Los presbíteros en ejercicio han de multiplicar su trabajo precisamente en el momento en que sus fuerzas comienzan a decaer. Mientras, estadísticas de sondeo revelan que el cuarenta por ciento de sacerdotes en activo están aquejados de serios problemas de salud. ¡No es suficiente la ayuda de unos pocos diáconos casados!
El hoy cardenal Echegaray (francés) decía: Todavía tenemos clero suficiente para quince años". Esperaba, sin duda, antes encontrar solución. ¿Pero está a punto de concluir aquel plazo, y la solución no aparece por ningún lado? al contrario: las perspectivas cada año son más negras. Precisamente se ha doblado en muchas naciones el número de sacerdotes que mueren antes de su jubilación.
Abundan las parroquias sin sacerdote: 2300 en Alemania, 3460 en Italia, 8500 en España. 22500 en Francia. Muchos pueblos han de aguardar varias semanas para que el sacerdote visite su feligresía y celebre el Santo Sacrificio. Otros reciben los servicios litúrgicos de unas monjas, que les explican la Biblia y administran la comunión. Algunos pueblecitos más afortunados participan en la eucaristía dominical, gracias al cura vecino que ha tenido que celebrar cinco o seis misas.
Diócesis que el año 1966 disponían de mil sacerdotes, siguiendo la línea descendente actual, sólo tendrán 250 al finalizar el siglo. Y este fenómeno se repite en todos los países desarrollados y en vías de desarrollo. En los demás la carencia de vocaciones ha sido siempre mal endémica.
¿Ignoran las altas esferas eclesiásticas este problema? En absoluto. Más bien se encuentran alarmados.
Juan Pablo II al comenzar su pontificado exhortaba: "Rogad al Señor de la mies que envíe operarios". Pero... "A Dios rogando y con el mazo dando".
He aquí algunos intentos de solución aventurados por algunas jerarquías eclesiásticas:
- A los pastores anglicanos que se convierten al catolicismo, se les permite, si están casados, seguir viviendo con sus esposas. Así, en Lisboa, un padre de familia, antiguo protestante, oficia como párroco de antigua feligresía.
- Unos pocos hombres casados han accedido al sacerdocio en edad provecta, para trabajar en tierras de misión.
- Algunos sacerdotes, dispensados de la ley del celibato, han sido admitidos cono capellanes de hospitales y de las fuerzas armadas en países extranjeros. Ignoramos el número exacto, pero conocemos con seguridad su existencia, aunque al asunto no se le ha dado publicidad por tratarse de algo todavía oficioso.
Los cardenales Hume (Inglaterra), Arms (Brasil). Dormojunono (Indonesia) y Pellegrino (Italia) han solicitado la ayuda de sacerdotes casados, para que apoyen tareas pastorales de responsabilidad.
En España son numerosos los obispos de talante abierto en todo este tema que nos incumbe.
Se van produciendo los primeros ensayos. Y, sobre todo, muchos dirigentes eclesiales se van percatando de la necesidad de abolir en un futuro próximo la ley del celibato obligatorio para los sacerdotes.
Pero creemos sinceramente que todavía pesa mucho en las altas jerarquías una tradición como ésta; y nadie se apresura a resolver con urgencia el problema en su raíz. Varios centenares de sacerdotes secularizados se ofrecen a sus obispos para el ministerio y éstos, hombres buenos, dicen: "Es una pena, pero no podemos aceptaros. Ya sabéis, la ley del celibato..." ¡Cuántos hombres de buena voluntad se ordenarían hoy sacerdotes si desaparecieran normas arcaicas y caducas de imposición de soltería!
Deben todavía transcurrir cinco años. ¡Lustro doloroso éste, en el que por fuerza de estadística subirá desmesuradamente la mortalidad de los clérigos! Entonces, sin trabas de ninguna clase, se planteará ya la inmediata necesidad de abrir las puertas del sacerdocio a padres de familia.
Estamos asistiendo a los primeros estertores de la ley celibataria. Con seguridad estrenaremos siglo sin el peso de una norma causante de sufrimientos, escándalos, discusiones y heroísmos en el mundo católico.
Este artículo fue escrito en 1988 aproximadamente. Cuando lo vuelvo a leer para imprimirlo en agosto del 2008, constato que no acerté. Y es que, en la Iglesia, al menos en la española y a nivel vaticano, ha habido una enorme involución. Hoy no se vislumbra ninguna perspectiva de abolición de ley del celibato. Las vocaciones han ido en disminución. Las parroquias todavía se defienden gracias a la ayuda de los religiosos y a algunos que vienen a misionarnos de fuera. Pero no se vislumbra, al menos en otros veinte años, ninguna posibilidad de cambio en la ley celibataria. Como los puestos dirigentes de la Iglesia los llevan personas muy conservadoras, creemos que esta ley no agoniza. Tendrá que morir sin agonía, pero no sabemos cuándo. Pero llegará el día, porque Jesús quiso el celibato, pero no lo unió al sacerdocio necesariamente. Sus apóstoles eran casi todos hombres casados.
José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/ Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia.3 Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2