DARSE ES VIVIR

Si ahora te dijeran: "Tienes que andar el resto de tus días con muletas". ¡Menudo golpe! Y, sin embargo, hay enfermos que saben reaccionar ante estos reveses. Sonia Ciordia hace gala de su personalidad de acero. A sus cuarenta y ocho años dice: "Soy una mujer afortunada. Tuve la suerte de casarme y me nacieron dos hijas". Ella sufrió de niña una poliomielitis que la privó para el resto de sus días de libertad de movimientos. La silla de ruedas y las muletas le son necesarias en todo lugar, pero nunca se desanima. Ha superado cualquier tipo de angustia y complejo. Es un encanto para cuantos la rodean. Lo mejor de todo es que de vez en cuando nos enteramos de casos como éste.


Es necesario saber vivir, saber plantar cara a cualquier adversidad. ¡Nunca desanimarnos! Conozco a varias personas que coleccionan artículos de este tenor para leerlos en el momento de la prueba. Siempre somos útiles. Sonia supo superarse a sí misma. Solía decir: "Ante un problema de tipo psicológico, piensa que otros lo han tenido en mayor grado y han logrado triunfar.

Realiza actividades para fortalecer su corazón y oxigenar su sangre; el ejercicio físico es necesario para mantener el alma con serena alegría. No temas las circunstancias adversas, son algo esencial; prueba de que estás vivo. Y en la nueva etapa, persigue con paz pequeños éxitos y alégrate en ellos".

Mantenerse bien en cuerpo y en alma cuando llega la prueba significa disfrutar del universo como obra del Creador. Participar plenamente en este juego. Sé consciente de ello.
Un amigo mío, ya jubilado y con muchos achaques me decía: "Cada mañana me levanto con nueva alegría. Dios me depara otra jornada que ha de ser muy llena. Y se entregaba a sus aficiones y trabajos voluntarios.
Es preciso levantar el corazón a Dios ya en las primeras horas del día y mantener esa luz que alumbra hasta el ocaso. ¡Siempre pensamientos positivos! Obrar así es tonificante para el espíritu. Y como norma esencial de tu vida, pensar en los demás. "Quienes llevan la luz del sol a las vidas de otros, no la pierden para ellos" - decía James Barrie -. Porque cualquier hombre que trata de ayudar a otro, se ayuda sin darse cuenta a sí mismo.
He aprendido una lección muy importante este último verano. Me la ha dado - sin pretenderlo - el ejemplo y la acogida de un amigo obispo: Bondad de corazón, siempre. Con ello nunca se pierde. Todo el que ama y se da, no habrá vivido en vano. Si has conseguido consolar a un alma triste, aliviar los achaques de un enfermo o anciano, menguar su dolor, alégrate y tu alegría te servirá de estímulo para continuar en esa bella acción. No guardes cerrada la caja de oro de tu amor y ternura. Colma con esos dones la vida de cuantos te rodean. Anima a todos. Profiere palabras de aliento y aprobación a cuantos se acercan a ti.
La reacción práctica de Sonia nos lo enseñó. El ejemplo y la acogida del amigo obispo, lo confirmó, porque darse es vivir.


José María Lorenzo Amelibia

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