Ante Jesús en la Eucaristía

“Ante el santo Sacramento yo no podía recitar oraciones vocales... Allí nunca me aburría. Me hubiera pasado días y noches enteras sin beber ni comer y sin saber lo que hacía, si no es el consumirme en su presencia como un cirio ardiente para darle amor por amor.


Mi mayor alegría al dejar el mundo era la de pensar que comulgaría frecuentemente... y la de pasar noches, sola, ante el Santo Sacramento, porque sentía allí una tal seguridad que, aunque yo era extremadamente miedosa, ya ni pensaba en ello en cuanto estaba en este lugar de mis más queridas delicias.
(Desde su toma de hábito el 25 agosto 1671, Jesús le hace comprender que es el tiempo del noviazgo y le da pruebas sensibles de su amor que la ponen fuera de sí misma. Esto no concuerda con el espíritu de la Visitación; las superioras temen la ilusión, el engaño. Margarita María se queja al Señor:)
¡Ay, Señor mío, seréis, pues, la causa de que se me despida!.
Dile a tu superiora que no hay nada que temer para admitirte, que yo respondo por ti. En adelante yo ajustaré mis gracias al espíritu de tu regla, a la voluntad de tus superiores y a tu debilidad... Estoy contento de que prefieras la voluntad de tus superiores a la mía, cuando te prohíban hacer lo que Yo te haya ordenado... Yo no me reservo sino la conducta de tu corazón”.
De Santa Margarita María de Alacoque


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