A nuestros queridos obispos: Eres obispo. Cuando estudiábamos Hisotria de la Iglesia, la santidad de nuestra Iglesia no coincidía precisamente con la de la Jerarquía. Y también aquellos obispos medievales eran sucesores de los Apóstoles. Debéis ser humildes y esforzaros en la vida interior. Aunque tenéis muchas más ocasiones que nosotros para entusiasmaros en el Señor, también es verdad que os hace falta mucho más ejercitar la fe.
¡Se acostumbra tanto el canal a llevar el agua! ¡Oh la inflación espiritual! No me acuerdo si lo leía en San Ambrosio: “Quien tenga riquezas, quien tenga honores, qué difícil es que no se descuide de Jesús y vaya tras el demonio”. Cuidado, pues.
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