El concilio del Elvira
Durante muchos años se apelaba al Concilio de Elvira como si el celibato, que - muchos pensaban - se ordenó allí, fuera algo dogmático. Ante todo, el concilio de Elvira no fue ecuménico. Incluso no se debiera hablar aquí del celibato sino de restricciones al matrimonio. Obligó a la continencia matrimonial a los clérigos. Esto ya es algo chocante y extraño, prohibir a dos personas que conviven y son esposos, el uso del matrimonio. Tras la ley particular de Elvira no consta de otra prohibición hasta finales del siglo IV.
El Papa Siricio 384- 389
Afirma la ley de continencia como exigencia Bíblica. Consultado Siricio por el obispo de Tarragona sobre el sentido de la pureza ritual del A. T. dijo: "A la sobriedad y santidad de estas leyes estamos obligados con ley indisoluble a enajenar nuestros corazones y cuerpos, todos los sacerdotes y levitas desde el día de nuestra ordenación, con tal de agradar completamente a nuestro Dios en los sacrificios que a diario ofrecemos." Estas son las palabras. Hoy este proceder lo consideramos arbitrario. Arbitraria la restricción impuesta al clero de Roma, así como la interpretación de Ef. 5, 27 "Sin mancha y sin arruga." No se trata de ninguna definición ex cátedra, sino de una opinión o mandato de un Papa.
Siricio parece que fue el primer Papa que afirmó la plenitud de la perfección evangélica del clero. Esto fue la base de la continencia. Decía: "No conviene confiar el misterio de Dios a hombres de este modo corrompidos en infieles, en los cuales la santidad del cuerpo está profanada por la suciedad e incontinencia. A estos hombres incluso la justa razón excluye." Y responde el autor del "¿Cómo detrás de estos errores puede haber inspiración de Dios? ¿Dónde en la Sagrada Escritura se dice que la unión conyugal haga menos pura la vida del casado?" ¿O es que Dios creó impuro el uso del matrimonio? "Cierto que Siricio es fruto de su época".
La práctica de Siricio era:
Admitir el matrimonio de todo clérigo con tal de que no fuera con viuda o se tratara de segunda mujer. Hemos de entender en el primer caso con obligación de continencia.
A los que hayan procedido al matrimonio por ignorancia les permite continuar con tal de que se muestren en adelante continentes. Ordenó severidad para los que pretendían justificarse con el Antiguo Testamento y para los futuros violadores de la ley: habría que deponerlos de todo honor, y jamás podrán ocuparse de los venerables misterios, de los que ellos mismos se han privado al estar pendientes de las pasiones obscenas.
Y replica el autor del "Mito del Celibato Sacerdotal: "¿No habrá soberbia en estas decisiones y en este empeño?
José María Lorenzo Amelibia
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