A favor del celibato nos escribe Pilar, Una Laica feliz
Nos ha enviado un persona que firma como "Una laica feliz" el siguiente comentario, por cierto educado y testimonial, muy en contra de lo que decimos en torno a los sacerdotes secularizados y al celibato obligatorio. Transcribo aquí su comunicado y mi contestación, también educada y respetuosa. Así dice Pilar, una laica feliz, en varios post de este blog, ya lejanos en el tiempo:
Amo a la Iglesia Católica porque amo a Cristo. Amo a Cristo y a su Iglesia, porque es suya y Él está presente en ella y se hace presente con ella. Amo a Cristo y,por tanto, amo a su Cabeza Visible que es el Papa (Mt. 16, 18-19). Y amo a la Jerarquía de la Iglesia en cuanto que está llevada por el Espíritu Santo (Mt., 16, 19) aunque sean personas imperfectas y pecadoras. Y, como consecuente que soy, amo el celibato -¡¡¡maravilla de amor!!!- que Dios ha querido para sus ministros con el Sacramento del Orden. Es un descanso dejar hacer a Dios que hace muy bien las cosas, no querer enmerdarle la plana. Es un gustazo unir mi inteligencia a la Inteligencia, mi voluntad a la Voluntad, mi fuerza a la Fuerza, mi amor al Amor. Se lo recominedo a todos. Una laica feliz.
Mi contestación:
Pilar, estimada laica feliz: Yo también Amo a la Iglesia Católica porque amo a Cristo. Y soy muy consciente de que Él está presente en ella. Y amo a su Cabeza Visible que es el Papa. Y amo a la Jerarquía de la Iglesia. Y, como consecuente que soy no amo el celibato obligatorio en los sacerdotes. El celibato es una maravilla de amor, pero NO como impuesto por tal ley, sino que en cualquier momento se pueda optar por el matrimonio, como sucedía en tiempos de San Pablo. Es un descanso no querer enmendarle la plana a Dios. Por supuesto. Es un gustazo unir mi inteligencia a la Inteligencia Divina, mi voluntad a su Voluntad, mi fuerza a su Fuerza, mi amor a su Amor. Se lo recomiendo a todos también yo. Pero mientras mantengan así la ley del celibato y el alejamiento de tantos sacerdotes del ministerio sacerdotal por haber contraído matrimonio, cometen una incongruencia dogmática. Existe, sí, la ortodoxia, pero no la ortopraxis. Como ocurrió con la Inquisición y otras muchas normas en la Historia de la Iglesia. Un cordial saludo de Josemari Lorenzo
Amo a la Iglesia Católica porque amo a Cristo. Amo a Cristo y a su Iglesia, porque es suya y Él está presente en ella y se hace presente con ella. Amo a Cristo y,por tanto, amo a su Cabeza Visible que es el Papa (Mt. 16, 18-19). Y amo a la Jerarquía de la Iglesia en cuanto que está llevada por el Espíritu Santo (Mt., 16, 19) aunque sean personas imperfectas y pecadoras. Y, como consecuente que soy, amo el celibato -¡¡¡maravilla de amor!!!- que Dios ha querido para sus ministros con el Sacramento del Orden. Es un descanso dejar hacer a Dios que hace muy bien las cosas, no querer enmerdarle la plana. Es un gustazo unir mi inteligencia a la Inteligencia, mi voluntad a la Voluntad, mi fuerza a la Fuerza, mi amor al Amor. Se lo recominedo a todos. Una laica feliz.
Mi contestación:
Pilar, estimada laica feliz: Yo también Amo a la Iglesia Católica porque amo a Cristo. Y soy muy consciente de que Él está presente en ella. Y amo a su Cabeza Visible que es el Papa. Y amo a la Jerarquía de la Iglesia. Y, como consecuente que soy no amo el celibato obligatorio en los sacerdotes. El celibato es una maravilla de amor, pero NO como impuesto por tal ley, sino que en cualquier momento se pueda optar por el matrimonio, como sucedía en tiempos de San Pablo. Es un descanso no querer enmendarle la plana a Dios. Por supuesto. Es un gustazo unir mi inteligencia a la Inteligencia Divina, mi voluntad a su Voluntad, mi fuerza a su Fuerza, mi amor a su Amor. Se lo recomiendo a todos también yo. Pero mientras mantengan así la ley del celibato y el alejamiento de tantos sacerdotes del ministerio sacerdotal por haber contraído matrimonio, cometen una incongruencia dogmática. Existe, sí, la ortodoxia, pero no la ortopraxis. Como ocurrió con la Inquisición y otras muchas normas en la Historia de la Iglesia. Un cordial saludo de Josemari Lorenzo