Retiro espiritual diciembre 2022 La oración es fuente de poder para el apostolado y acción cristiana.

Retiro del mes

Retiro diciembre 2022

Tema: La oración es fuente de poder para el apostolado y acción cristiana.

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Estamos en tiempo de adviento, preparando la venida de Jesús. La oración es lo que nos va a hacer verdaderos mensajeros del Evangelio

Antes de comenzar el retiro, hemos de abstraernos de cuanto nos rodea y concentrarnos en la presencia Dios. Ofrecimiento del retiro sea para su gloria.

1.- Nos quejamos de que la fe de nuestro pueblo va a menos. La fe crecerá cuando los cristianos que creemos vivamos conforme a ella. Y el único medio para lograrlo es la oración. Hemos de orar todos los días; hablar con Dios con fe y atención con intensidad, todos los días. Dios nos va transformando en la oración. Así influiremos en el pueblo: nuestro ejemplo y nuestra palabra serán eficaces.

2.- ¡Qué importante es la oración para los cristianos! El Espíritu Santo influye en el mundo a través de los hombres de oración; no tanto a través de métodos ni de organigramas ni de planes, sino a través de los hombres de oración. Y no desciende sobre la maquinaria ideológica, sino sobre los hombres. Si queremos que el Espíritu Santo descienda sobre el mundo ha de ser a través de quienes practican a fondo la oración.

3.- El cristiano, sí, se hace por el bautismo. Para que el cristiano influya de verdad es necesario que viva la oración, que practique a diario la oración. Nuestra influencia en la sociedad es santa si nosotros somos santos. Y la santidad Dios nos la infunde en la oración y en los sacramentos. Pero tampoco los sacramentos producen efecto de una manera mágica, sino en un ambiente de oración. La misa es oración, la Eucaristía es oración, también la confesión.  Hemos de crear un ambiente de oración en los sacramentos. Y para orar hemos de dedicar tiempo todos los días.

4.- El Evangelio no prospera por movimientos populares, ni siquiera por el aprendizaje de la  religión como asignatura. El Evangelio se transmite a través de los hombres que lo viven gracias a la intervención de Dios a través de su fe y oración. ¿Y cuándo la persona es de verdad transmisora de fe y Evangelio? Cuando ora, cuando ora de verdad, cuando vive la oración, cuando pasa mucho tiempo en contacto con Dios. Quien vive la oración, transmite fe y Evangelio en su palabra y en su obra. No cabe ser cristiano sin oración, y mucho menos un sacerdote.

5.- Para la oración lo primero que necesitamos es la atención; ponernos en presencia  de Dios; abstraernos; dedicar nuestro tiempo del todo a Dios. Dejarnos amar de Dios, estar en su presencia amorosa: “Yo le miro y Él me mira”. Amarle... y decirle, por ejemplo, despacito el Padre Nuestro... Antes de ponerte en oración, concéntrate en lo que vas a hacer.

6.- Para transmitir la fe, Dios demanda no grandes sabios, ni grandes conocimientos, sino santidad: y para ser santos: orar, pedir, suplicar, estar con Dios. El cristiano ha de transmitir su fe; y más si es sacerdote o religioso. En la oración secreta se forjan las personas santas que transmiten la fe. Necesitamos oración viva, con atención, que salga del fondo de corazón. Dios nos da su gracia para ello.  

7.- Para orar bien necesitamos la máxima atención, la concentración plena de todas nuestras facultades y con paz total, en Dios. --- Existe en la actualidad una falta manifiesta de espiritualidad entre los sacerdotes: lo siento en mi propio caso y lo veo en otros. Y el defecto viene de la insuficiencia de oración verdadera, ferviente y atenta. Dedicamos poco tiempo a la oración personal. Se impone una campaña a favor de la santidad sacerdotal. Esta es nuestra primera y principal labor. La fe del pueblo ha disminuido a causa de la mediocridad espiritual de los sacerdotes.

8.- Hemos de suplicar a Dios la gracia del fervor o devoción. Y la oración atenta es el caudal del fervor; no del entusiasmo, sino del fuego que sale del alma y viene del Espíritu Santo. El único anhelo del buen cristiano y del buen sacerdote ha de ser tener a Dios consigo mismo, sentir su presencia en el fondo del alma. Deseo vivir en todo momento en la intimidad con Dios. La cabeza tenemos bien formada. Es preciso formar o reformar de verdad el corazón. Sabemos demasiado; nos falta amar, dedicar tiempo a Dios: vivir con Él y en Él. Dios nos da el fervor y la unción que necesitamos. La unción en la palabra y el fervor en nuestro obrar son el sello que Dios pone en las almas entregadas.

9.-  La oración constante va produciendo en el alma unagracia o comunicación del Espíritu Santo que se llama unción: excita y mueve a las almas a la virtud y a la perfección. Gracias a esta unción del Espíritu Santo en el alma nos podemos entregar a la exposición de la nuestra fe con mayor eficacia por medio de la palabra, y a la realización de una obra de apostolado. La persona que expone su fe con unción consigue mayor éxito en esta santaempresa. Es la unción como un aceite divino que suaviza los corazones humanos para que penetre en ellos la palabra y la gracia de Dios. Solamente los hombres de oración consiguen este don. Si perseveramos en la oración, la unción divina descenderá a nuestro corazón y a nuestros labios.

10.- Hemos de orar sin cesar. Después de crear en nosotros el hábito de oración, después de dedicar día tras día un tiempo respetable a la oración, el Señor nos concede el don de oración. Y poco a poco podemos llegar a la oración continua. La Iglesia será lo que son sus líderes espirituales. Si hoy el pueblo es frío, la razón es porque sus dirigentes y orientadores carecen del espíritu de oración. Cuanto mejor sea la oración, mayor será su efecto de santificación. Hemos de insistir en la atención. Dios merece toda nuestra atención. Se necesita tiempo para que el Señor impregne nuestra alma de su don. Hemos de vivir unidos a Dios si deseamos ser eficaces en nuestra misión. (Ideas principales de este retiro extraídas del libro “La oración fuente de poder” de E. M. Bounds).

Examen práctico.-

  1. ¿Dedico día tras día un tiempo a la oración, para pedirle al Señor me conceda el don de oración?
  2. Para hablar con Dios con fe, atención e intensidad, todos los días, he de preparar mi alma, ¿qué hago sobre todo para sostener mi atención?
  3. La misa, la Eucaristía, la confesión ¿son para mí verdadera oración?
  4. ¿Tengo bien metido este criterio en mi alma: no cabe ser cristiano sin oración, y mucho menos un sacerdote? ¿Qué hacer para grabarlo bien en mi entendimiento?
  5. ¿De qué manera transmito mi fe o evangelizo? Soy evangelizador, no funcionario.
  6. ¿De qué medios mi sirvo para  sentir Su presencia en el fondo del alma?
  7. La unción de la palabra y de la acción no se inventa: pensar y pedir fuerza a Dios para obtenerla.

José  María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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