No vayas por rutina a orar, actualízate

Muchas veces solemos encaminarnos a la oración como a algo un poco de costumbre, nada nuevo, muy acostumbrados a ello. Y así la hacemos con cierta indolencia y pereza. Con bastante rutina aunque esto parezca imposible dentro de la oración mental. Y la oración, nos lo repiten en todos los tratados, requiere dar en ella todo el corazón, suave esfuerzo de toda la persona.


De verdad. Conscientes de que estamos en audiencia con Dios. Allí, como nos decía la gran mística Santa Catalina de Siena, lavarnos y purificarnos en la sangre del Verbo para poder encendernos y abrasarnos en su amor. Ojalá me acordase como ahora de estas ideas siempre que me dispongo a practicar la oración.


Dios a nadie se niega. Así lo ha demostrado muchas veces. Pero exige que el alma le corresponda, que ponga interés, que no esté con desgana junto a El. Hemos de acostumbrarnos a mirar con atención a Dios. No ponerle ningún obstáculo. Y entonces, abandonarnos a sus direcciones e impulsos.

Muchas veces hemos oído que orar es fácil. Claro, hacer cuando a uno le apetece tres minutos de oración, no resulta difícil. Tampoco para un creyente es costoso repetir una vez al día durante treinta segundos, cuatro o cinco jaculatorias.

Lo difícil es entregarse a la oración. Dedicar al menos una hora diaria a la oración mental. Ser alma "contemplativa". Eso sí es difícil de verdad. Sin tardar mucho tiempo, sobrevienen las pruebas de sequedad, desgana, aburrimiento. Dios retira su consuelo para que le sigamos por El mismo, no por sus gratificaciones.
En esos casos es necesario el don de la fortaleza para seguir adelante, y hay que pedirlo a Dios. El nos lo concederá.

Acostumbrarse a agradecerle a Dios la sequedad; mostrarle así el amor que le tenemos. Cuando la oración se reduce a ir barriendo distracciones, a ponerse en presencia de Dios y volver a la distracción, hace falta temple para no levantarse y dejarlo todo por inútil. Si es preciso hacer la oración paseando por el cuarto o la capilla, escuchar una cinta grabada con oraciones y repetirla mentalmente, hacerla con el bolígrafo y el papel, escribiendo.

Así la practicó Foucauld.

Ver http://personales.jet.es/mistica
Ver también del mismo autor más de mil artículos sobre enfermos y debilidad
http://www.opina2000.com
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