Gestos y silencios en la educación

Leo hoy que Francesc Torralba, en unas conferencias a padres y maestros en Castellón, habló de los valores que se transmiten de manera indirecta, es decir, “no necesariamente con discursos sino con gestos y silencios”.

Dos aspectos tan eficaces como contundentes. Hoy, en una época en la que no hay lugar para el silencio, en el que estamos aturdidos por palabras y por “gritar nuestras verdades”, el silencio puede ser una buena llamada de atención para invitar a la reflexión, a la calma, a la profundización.

No menos importantes son los gestos. Ya decía Tagore aquello de que “los niños aprenden lo que viven”… “y hacen lo que ven”.

El segundo medio –decía el profesor Torralba-, “es la continuidad en repetir el mensaje de manera idéntica y reiterada, hasta que cuajen”. Porque no pocas veces, somos tan cambiantes, que los niños podrían preguntarnos realmente qué es lo que queremos o pretendemos. Cuando los valores están arraigados, entonces no se improvisan, se transmiten, casi por contagio, con constancia…

“Esto pide mucha paciencia”, advirtió, añadiendo que “es importante lanzar el mensaje, y aunque parezca que no hagan caso, un día el valor tomará vida”.

El tercer recurso es la experiencia personal, ya que, “sólo queda el aprendizaje que se basa en la experiencia, incluso la del fracaso, porque si se digiere bien es una oportunidad de crecimiento”.

Unas buenas pistas para formar y educar con autoridad –que no autoritarismo-; para crear horizontes de referencia, activar motores interiores y dar un sentido a la vida: “no es suficiente con vivir; las personas necesitan un sentido, un proyecto de vida”.

Terminó, según leo, con un buen consejo para los padres que hoy “desesperan” porque ven que sus hijos y nietos, no asumen lo “valores de la fe o de la espiritualidad”. Dijo que “los valores espirituales son muy importantes aunque no se tengan en cuenta en la sociedad actual, y que los padres no tienen que desesperar si no ven resultados inmediatos en los hijos, porque muchas veces suele llegar un momento en la vida en que se asumen los valores transmitidos durante años”.
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