Luther King y el sueño americano

Barack Obama es el futuro Presidente de los Estados Unidos, y el mundo hoy se ha despertado con un poco más de esperanza.

Todos somos testigos de una realidad que parecía imposible hace unos años, cuando los antepasados del futuro Presidente americano eran tal vez capturados en sus aldeas para servir como esclavos; o solo hace cuarenta años, cuando los negros no tenían derecho a compartir el asiento del transporte urbano, o un restaurante con los blancos, y mucho menos tener la posibilidad de pretender ocupar un cargo público. Nacían condenados a la discriminación y a la servidumbre.

Pero la historia puede dar un paso de gigante y transformar la letra ilusoria de la declaración de la Independencia que dice que “todos hemos sido creados iguales”, en una realidad viva y verdadera.

Seguramente el sueño de Martin Luther King, sera una realidad, al menos en la esperanza de un presente diferente:

“Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".

Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".

Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.

Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño!

Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.

¡Hoy tengo un sueño!

Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano”.

Que este sueño sea una realidad y que la paz y la justicia se besen; que las espadas se conviertan en arados, y que veamos despuntar una nueva humanidad, la humanidad reconciliada del Reino.

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