Primera y tal vez última comunión

Mucha tinta corre cada año por estas fechas con motivo de las primeras comuniones y del montaje que se crea en torno a ellas. Los pobres niños acaban siendo las víctimas de los intereses de los adultos, y lo que es peor, los niños terminan más confundidos, que aquellos cuyos padres han optado porque no hagan la primera comunión sencillamente porque no creen.

Lo que explicaré me ocurrió a mí esta semana. Un niño venía preparado de una parroquia y sus padres querían que hiciera la primera comunión en el Monasterio. Hablé con el pequeño y vi que era conveniente que tuviéramos previamente algunos encuentros para prepararlo mejor, o al menos para que fuese más consciente de lo que haría.

La tarde anterior, en el “ensayo” de la celebración le dije: -Cuando el padre te dé la comunión te dirá: El cuerpo de Cristo – e hice el gesto-. Al ver que el niño no decía nada le dije: ¿qué se dice? –Gracias – me respondió. Su padre, tal vez porque alguna vez fue a misa, lo corrigió diciendo: - No, ¡Palabra de Dios!.. Sin comentario. Comprendí que éste como tantos otros casos sería un “acto social” en el que la eucaristía, la fe, y todo lo que se intentó inculcar al niño durante los dos años de la catequesis, no contarían para nada.

Ante hechos como éstos uno llega a la conclusión que hoy es muy difícil educar en la fe, pero que es imposible sembrar en el corazón de los niños si los padres y la familia no ayudan o contribuyen a dar credibilidad a cuánto hacen.

Que después los padres no lloren ni se quejen de que los niños “son rebeldes”, que no “tienen respeto” ni valores y un largo etcétera, porque si durante dos años los hacen prepararse, para una fiesta que no tiene nada que ver con lo que se les transmitió, ¿qué será de la preparación para la vida que se les transmite en el hogar?

Espero que, aunque sean menos, los que hacen la primera comunión, sean los que siempre comulguen, con el cuerpo y la sangre de Cristo y los que a lo largo de su vida tengan sus mismos sentimientos.

¡El Cuerpo de Cristo! ¡¡¡Amén!!!
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