Los últimos serán los primeros…

El Evangelio de Lucas ¬ -14,1.7.11- nos cuenta que en una ocasión Jesús fue a comer a casa de unos notables y que observó cómo los invitados trataban de ocupar puestos de honor. Fue entonces cuando les dijo: “- Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar. Puede ser que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar. Por el contrario, cuando te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás invitados. Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.

Sin duda al último lugar, no hay peligro de perderlo, porque “los grandes” de este mundo se dan codazos, como los fariseos, para ocupar los primeros puestos y ser saludados y reconocidos.

Más allá de las intrigas políticas de los protocolos o partidos políticos, el espectáculo del Sr Camps fue penoso. ¿No sabe que para Jesús, los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos?

Creo que ninguno ha entendido la escala de valores del Maestro. Y en Roma, y en el Vaticano deberían, cuidar más que el departamento de protocolo, la “oficina” de criterios evangélicos, para que todos los que quieran participar “en los banquetes” y fiestas de los discípulos de Jesús, sepan que las cosas no funcionan –o no deberían funcionar- como en el mundo de la política y la sociedad de los codazos donde la apariencia y los primeros puestos son muy codiciados.

Creo que algo no funciona, y eso debería hacernos pensar, a los cristianos de a pie, y a los purpurados, que confesaron estaban allí dispuestos a derramar, si era preciso la sangre por el Evangelio: Derramarla y dar la vida, ¿tiene algo que ver con la justificación de los primeros puestos para los amigos y para aquellos a los que les debo favores?

Un saludo cordial, y si escuchamos a Jesús, veremos cómo, en los últimos lugares, también se está muy a gusto: desapercibidos, y sabiendo además que “el padre que ve en lo secreto, nos lo recompensará”. Y que sigue siendo verdad que "el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.


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