Los misioneros salesianos, con los niños de Dilla Una comida diaria para Abeba y 349 niños más en Etiopía

Misiones Salesianas, en Etiopía
Misiones Salesianas, en Etiopía Misiones Salesianas

La escuela cuenta con 700 alumnos y alumnas de primaria a secundaria. Además, tiene una escuela infantil, un centro de formación profesional y un centro juvenil

La intervención de los misioneros de Dilla es una respuesta necesaria a la falta de seguridad alimentaria que se vive al Sur de Etiopía

Abeba vive en Dilla, una ciudad al Sur de Etiopía. Tiene 8 años y vive con su madre y sus tres hermanas en una casa construida con hojalata. Su madre trabaja de vez en cuando en un café de la ciudad y trata de salir adelante con lo poco que gana. El padre de Abeba se fue a la ciudad para ganarse la vida y “sólo ha venido a vernos un par de veces. Mi hermana pequeña Berhane, que tiene dos años, ni siquiera lo conoce”, dice el chico.

Tigits, Tiblets, Berhane y Abeba van al colegio que los misioneros salesianos tienen en la ciudad y que da una comida diaria a 350 niños, niñas y jóvenes, que de otra manera no tendrían. “Comemos frijoles y teff (un cereal). A veces huevos o un zumo de frutas. Suele ser nuestra única comida, porque mi madre, a veces no tiene dinero para comprar comida para la cena”, explica Abeba. Aunque su situación es la misma a la del resto de compañeros.

Escuela, centro de formación y centro juvenil

La escuela cuenta con 700 alumnos y alumnas de primaria a secundaria. Además, tiene una escuela infantil, un centro de formación profesional y un centro juvenil, donde los niños, niñas y jóvenes del barrio juegan y pasan tiempo de ocio.

“Las comidas se dan en un gran cobertizo con mesas largas y lo hacemos de lunes a viernes. Además, en algunas ocasiones invitamos también a madres lactantes que necesitan alimentarse para a su vez alimentar a sus hijos e hijas más pequeños”, explican los misioneros.

La intervención de los misioneros de Dilla es una respuesta necesaria a la falta de seguridad alimentaria que se vive al Sur de Etiopía. “Los alimentos que cocinamos nos los traen de Wallame, una ciudad cercana, donde los misioneros tienen una escuela profesional y un centro de producción agrícola. Y hasta de vez en cuando nos traen carne de los cerdos que crían”, explican.

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