Francisco, entre los treinta líderes más influyentes según Foreign Policy



Primero fue Forbes, ahora Foreign Policy. Al acercarse el fin del 2013, las revistas de mayor influencia hacen listas para conocer quiénes son los líderes que han cambiado la política, economía, nuestra forma de pensar y hasta nuestras vidas. En el lugar 28 de la lista está Francisco. La revista lo coloca entre los pensadores que han encontrado caminos innovadores que “sacuden” al status quo para revivir instituciones decrépitas y proteger los derechos ordinarios de los ciudadanos contra los gobiernos depredadores.

Foreign Policy otorga argumentos para colocar al Papa entre los primeros treinta más influyentes. Desde sus gestos cercanos a la gente hasta tener como especie de programa la famosa entrevista en Civiltá Cattolica; la publicación afirma que la amplitud de miras del Papa Francisco lleva a que los católicos vuelvan a sus raíces ideológicas haciendo énfasis en la importancia del servicio y de la caridad; ofrecer misericordia, no juicios, que la Iglesia existe para ayudar al mundo y no para perpetuar sus propias reglas y rituales; que sus clérigos son pastores, no burócratas.

No es menor que el Papa Francisco esté en estas prestigiadas listas que los líderes globales toman muy en serio. Cada miércoles, la Plaza de San Pedro está abarrotada para escuchar, pero sobre todo acercarse a un Papa que va a las periferias. Como fue con Forbes, el estilo Francisco, si bien innovador, está anclado en el mensaje perenne del Evangelio. La sacudida o revolución no tiene otros métodos que los de Jesús sin comprometer el patrimonio de la fe católica y apostólica a los consensos del secularismo.

Francisco es un líder influyente, sí. Y su influencia no tiene otra consigna que llegar a todos los hombres y mujeres para que conozcan la verdad que lleva a la Vida Eterna, para ofrecer lo que la Iglesia guarda en su esencia. No es una estructura trasnacional entendida como un aparato proselitista de los negocios de la fe, no es una institución que cambia porque el secularismo así lo exija; por el contrario, su renovación urge porque todas las cosas deben instaurarse en Cristo, Él ha hecho nuevas todas las cosas, ese es el destino sobrenatural. Y a muchos este discurso les parece rancio y sin sentido. Quizá el testimonio de Francisco lleve a los responsables con poder a cambiar muchas cosas y ver por el bien de los más necesitados.

http://www.foreignpolicy.com/2013_global_thinkers/public/popefrancis
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