Desmembramiento de la arquidiócesis primada de México Reflexión de un sacerdote: "Él vino y viene a derribar muros; nosotros ponemos barreras, establecemos límites…"

Reflexión de un sacerdote: "Él vino y viene a derribar muros; nosotros ponemos barreras, establecemos límites…"
Reflexión de un sacerdote: "Él vino y viene a derribar muros; nosotros ponemos barreras, establecemos límites…"

Miguel Ángel Mendoza Correa, párroco en santa María Magdalena de la diócesis de Azcapotzalco, reflexiona sobre el nacimiento de las nuevas diócesis en la Ciudad de México: "Parcelas" en la única Iglesia de Cristo.

Las reacciones por el desmembramiento arquidiocesano han venido más por las versiones oficiales dando una opinión cargada sobre los potenciales beneficios de creación de tres nuevas diócesis; sin embargo, hay reflexiones y opiniones que contrastan con el exagerado optimismo que implica la reducción de la arquidiócesis México que, en ciertos aspectos, depone y renuncia a ciertos aspectos de su extinta labor pastoral ahora cedido a esas nuevas iglesias. De eso hablaremos posteriormente en una reflexión más centrada en las potenciales consecuencias y expectativas que se abren; sin embargo, es de llamar la atención la reflexión de un sacerdote, el párroco de la comunidad de santa María Magdalena de las Salinas, Pbro. Miguel Ángel Mendoza Correa, en la colonia Panamericana de la alcaldía Gustavo A Madero de la diócesis de Azcapotzalco.

La reflexión del padre Mendoza, a la luz de la Palabra de Dios, cuestiona las implicaciones del desmembramiento… maquinaciones humanas en oposición a las “matemáticas divinas” como le llama, como efecto de positividad, de sumar, apelando al sentido de la comunión a pesar de la división. Al final, el desmembramiento es consecuencia humana… así les llama “parcelas” que son superiores a la única Iglesia de Cristo.

Aquí la discertación de Miguel Ángel Mendoza como acero que pasa por el crisol de la reflexión filosófica para ser templada como espada afilada por la Palabra de Dios.

¿Sorpresa? ¿Miedo? ¿O qué y por qué?

No sé ustedes… pero yo, en la Santa Misa matutina de este día -28 de septiembre 2019- con la primera Palabra de Dios hoy (semana XXV del tiempo ordinario, sábado) sentí el golpe de… ¿Una santa ironía?

1.- Palabras y hechos.

Hoy escuchamos de Dios lo siguiente:

En aquellos días, levanté los ojos, vi a un hombre con una cuerda de medir en la mano. Le pregunté, ¿a dónde vas? El me respondió: “Voy a medir la ciudad de Jerusalén para ver cuánto tiene de ancho y de largo”. Entonces el ángel se alejó de mí… y otro ángel le salió al encuentro y le dijo: “Corre, háblale a ese joven y dile: Jerusalén ya no tendrá murallas debido a la multitud de hombres y ganados que habrá en ella… Canta… Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día; ellos también serán mi pueblo y yo habitaré en medio de ti” (Zac 2, 5-9. 14-15)

Por otra parte, hoy escuchamos de los hombres lo siguiente:

Se anuncian nuevos límites (medidas) de / en la Arquidiócesis de México por la "exclusión", perdón, “creación” de nuevas diócesis: Azcapotzalco, Xochimilco, Iztapalapa. (Nunciatura apostólica en México. Comunicado del 28 de septiembre, 2019).

2.- Reflexión.

Aunque los hombres (Iglesia) sigamos estableciendo divisiones. Separaciones, “tomemos la cuerda” para “tomar medidas” y establecer demarcaciones o hacer acotaciones, el proyecto (Reino) de Dios, quien es Santo-Otro (=diferente de nosotros), es y seguirá siendo lo contrario…

Él vino y viene a derribar muros; nosotros ponemos barreras, establecemos límites…

Él vino y viene a incluir; nosotros siempre y donde quiera, seguimos excluyendo…

Él vino y viene a sumar, a multiplicar; nosotros nunca nos cansaremos de restar y de dividir, multiplicar (x)… mientras que las algebraicas operaciones (Maquinaciones) humanas son de “negatividad” justificada o disfrazada: restar (-) y dividir (÷) para repartir… como si en el mundo y la Iglesia, los benes de todos y la vida común fueran “un botín” o un bien que no podemos juntos compartir…

3.- Oración.

Oremos a Dios

 -Para que a pesar de la división arquidiocesana, permanezca y crezca más la comunión, se fortalezca la unidad de la única Iglesia de Cristo, la sacramental y testimonial comunión…

 Oremos a Dios…

 -Para que a pesar de y en “las nuevas diócesis”, que son creaciones humanas o eclesiásticas circunscripciones, que pretendan ser parcelas de la única Iglesia de Cristo, el único, eterno y verdadero pastor, venga siempre y en todo, sólo su Reino y Su Justicia…

Oremus ad invicem...!

Oremos unos por otros!

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