Universidad Pontificia realiza coloquio por la reconciliación y construcción de la paz

Conferencia del Episcopado Mexicano / El pasado lunes 3 de diciembre, a las 18:00 horas, se reunieron, en un ambiente fraterno y de diálogo, en el Auditorio de la Universidad Pontificia de México (UPM), treinta y siete líderes sociales, empresariales, académicos, ministros religiosos y de la autoridad civil, con el fin de intercambiar puntos en común sobre la comprensión y caminos de corresponsabilidad frente al desafío de la construcción de la reconciliación y la paz en nuestro País. Cabe señalar que participó como invitado especial el Nuncio Apostólico del Perú, Mons. Nicola Girasoli, Delegado de la Santa Sede para la toma de posesión del Señor Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador.
Después de que cada uno de los asistentes se presentó brevemente y participó de una primera dinámica de expresión sobre su sentir frente a los nuevos tiempos que vive el País, el Señor Arzobispo de Monterrey, Presidente de la CEM y Vice Gran Canciller de la UPM, Mons. Rogelio Cabrera López, les dio la bienvenida y definió el objetivo de este Coloquio: Aportar, a través de la reflexión y el diálogo, conocimientos y experiencias con el fin de encontrar instrumentos metodológicos para promover una colaboración para la paz y la reconciliación en México. Asimismo, enriquecer la iniciativa de tener un centro académico de “Educación para el Diálogo y la Paz, la Reconciliación y el Desarrollo”, en la Universidad Pontificia de México.
Posteriormente se dio inicio al primer momento de intercambio, haciendo algunas acotaciones sobre la metodología, particularmente insistiendo en que en esta dinámica de Coloquio, es fundamental la síntesis, la riqueza de contenido, así como la escucha y uso de la palabra en equidad de tiempos y circunstancias. Participaron: la Dra. Loretta Ortiz Alhf; el Ing. Francisco Hernández Juárez, Secretario General del Sindicato de Telefonistas de México; el Dr. Paolo Pagliai, Rector de Alta Escuela para la Justicia; el Magistrado Juan Alfonso Patiño Chávez, así como el Nuncio del Perú. Luego de un diálogo entre ellos, se dio la palabra a los demás participantes con el fin de comentar y enriquecer el encuentro. Este bloque tenía por hilo conductor responder a la pregunta: ¿Qué modelos y métodos pueden utilizarse para comprender los desafíos que la violencia y la inseguridad en México, nos presenta?
En un segundo momento y con la misma dinámica, se abordó una siguiente pregunta: ¿Cómo coadyuvar en la construcción de la paz, incorporando a todos los sectores del País? ¿Cuáles pueden ser los desafíos de un posible diálogo capaz de desatar la interlocución en esta materia? En este bloque participaron: Mons. Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia y Vicepresidente de la CEM; la Lic. Diana Álvarez Maury, Subsecretaria de Participación Ciudadana, Democracia Participativa y Organizaciones Civiles de la Secretaría de Gobernación; Mtro. Javier Matus Pacheco, Colaborador en el Programa Red del Agua de la UNAM; Lic. Luis Robles Miaja, Ex Presidente de la Asociación Mexicana de Bancos y del Consejo de Administración de Bancomer, y el Dr. Juan Martín López Calva, Decano de Artes y Humanidades de Licenciatura y Posgrados de la UPAEP. Esta parte estuvo moderada por el Maestro Adalberto Saviñón Diez de Sollano, Fundador y Director General del Centro Lindavista.
Dentro de las ideas que considero encontraron eco, se señalan las siguientes:
1. El desafío de la reconciliación y la construcción de paz en México es un asunto complejo que tiene múltiples aristas que integrar, reconocer e implementar. Lo anterior requiere de una mirada sistémica e interdisciplinar que no pierda en ningún momento el objetivo central de promover un desarrollo humano, integral, solidario y sustentable, para todos los habitantes de nuestro País.
2. La reconciliación y la construcción de paz es una tarea que implica consensos en ciertos marcos teóricos, pero sobre todo, caminos de colaboración y acción, de parte de todos los sectores sociales, con el fin de promover nuevas formas de relación entre los seres humanos, capaces de prevenir toda acción violenta o de abuso, garantizando el reconocimiento de la dignidad humana de toda persona, el respeto y la promoción de la vida humana.
3. Urge sanar a toda víctima, así como impulsar la construcción de una cultura del diálogo y el encuentro que favorezca la empatía, la escucha y la eliminación de prejuicios, en favor de la corresponsabilidad en la promoción del bienestar social y global. Lo anterior supone recuperar la credibilidad, la confianza y afirmar la lógica del don y la gratuidad, en lugar del consumo y la utilidad personal.
4. Es necesaria la autocrítica, pero sobre todo, aprender a mirar el todo y no sólo la parte; afirmar la unidad más que el conflicto, dar prioridad a la realidad más que a nuestras ideas, así como colaborar de forma programática, es decir progresiva en el tiempo.
5. Con relación a la acción del Estado, en particular a los órganos jurisdiccionales, es apremiante pasar a una interpretación de la ley no sólo funcional, sino sobre todo integral, con claros fines sociales, especialmente la paz y el desarrollo. Por otro, lado se requiere construir un andamiaje jurídico que nos permita articular una justicia transicional, así como mecanismos de justicia restaurativa y recuperación de territorios. Particularmente, urge organizar a la sociedad con el fin de velar por la seguridad e integridad de mujeres, niños y adultos mayores. En este tema se valoró mucho la participación que puede tener la Iglesia Católica, y otras denominaciones religiosas.
6. Con relación al momento político del País, se reconoció que todos tenemos una oportunidad mayúscula frente a los nuevos tiempos. Las pasadas elecciones son una fuerte llamada de atención –pacífica y democrática– para desterrar ciertos vicios y prácticas de corrupción y abuso, que nos dejan en un Estado de Emergencia. Ante ello, urge desatar la reflexión, la escucha, el respeto por los derechos humanos y la solidaridad universal, evitando las polarizaciones, la imposición de las agendas propias, para sumarnos en una acción común a favor de la sanación del alma de los mexicanos, así como la colaboración conjunta entre sociedad y gobierno para lograr la pacificación del País.
7. Es urgente entender la paz como la construcción de equilibrios, bajo un método que implica la reflexión conjunta y decisiones específicas para promoverla. Por otro lado, afirmarla como un valor dentro de una cultura capaz de modificar estructuras y conductas, reconociendo que es una tarea eminentemente educativa y cultural.
8. Se reconoce que en el Pensamiento Social Cristiano hay una aportación muy útil y amplia en torno al tema de la paz y el desarrollo. Específicamente, después de la encíclica social Populorum Progressio del Papa Pablo VI, en donde se afirma que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, así como en consecutivos textos, tales como Caritas in veritate del Papa Emérito Benedicto XVI y Laudato Si’ del actual Papa Francisco.
9. Se afirmó que el Papa Francisco, concretamente en la última Encíclica Social antes citada, señala: la necesidad de un discernimiento continuo, la construcción de un diálogo colaborativo que rompa con el paradigma tecnocrático que deja fuera la consideración de fines y medios, capacidad de mirarnos con honestidad, sacando a la luz el propio hastío e iniciar caminos nuevos, superando miedos, autorreferencialidad, consumismo, dominio arrogante y voracidad; considerar el impacto ambiental y social de nuestras acciones y decisiones; implementar un estilo sobrio, sencillo, capaz de recuperar una serena armonía, más allá de la ansiedad enfermiza que nos vuelve superficiales y agresivos; practicar el amor social y cultivar la dimensión receptiva y gratuita de la vida. Superar el relativismo práctico y recuperar el sentido del trabajo ya que el capital humano y social son nuestra mayor riqueza.
10. Finalmente, los presentes coincidieron en la necesidad de articular acciones concretas de paz, que nos permitan instaurar una cultura de respeto, cuidado y promoción de toda persona humana, entendiendo que nuestro deber es asegurar el bienestar de cualquier ser humano, y su entorno natural y social.
Para terminar, un servidor compartió algunas líneas de trabajo para seguir configurando el Proyecto Académico-Pastoral: “La Educación para el Diálogo y la Paz, la Reconciliación y el Desarrollo”. Posteriormente se hizo una ronda de conclusiones breves entre todos los asistentes, junto con algunas palabras de cierre a cargo Mons. Gustavo Rodríguez, Arzobispo de Yucatán y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, así como de Mons. Rogelio Cabrera López. Todos los participantes fueron invitados a una fotografía general y a compartir un brindis.
Participaron, además de los ya señalados, las siguientes personas: Lic. Dolores Padierna Luna, Diputada Federal y Vicepresidenta de la Cámara de Diputados por Morena; Mtra. Eréndira Cruzvillegas Fuentes, Cuarta Visitadora General de la CNDH; Dr. Luis Vera Morales, Director Ejecutivo de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente; Lic. Héctor Humberto Miranda Anzá; Jorge Eduardo Basaldúa Silva, Fernando Villalobos Barragán, Jorge Lee Galindo y Luis Miguel Morán Guerrero, Funcionarios de la Subsecretaría de Participación Ciudadana, Democracia Participativa y Organizaciones Civiles de la SEGOB; Mtro. José Antonio Sandoval del Instituto para la Paz de Morelos; Mtro. Javier Mancera, Vocal de México Unido Contra la Delincuencia; Ing. Mateo Lejarza Leo, Consejero Representante del Sector Sociedad Civil del Consejo Económico y Social de la Ciudad de México; Dr. Ricardo Marcelino Rivas García, Docente de la UPM; Lic. Óscar Sánchez Márquez; Mtra. Bertha Ballesteros Silva, Presidenta del Consejo y Directora del Área de Investigación del Centro de Diagnóstico Microbiológico; Mons. Franco Coppola, Nuncio Apostólico en México; Pbro. Jesús Hurtado Hernández, representante del Emmo. Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México; Pbro. Dr. José Alberto Hernández Ibáñez, en representación del Pbro. Dr. Mario Ángel Flores Ramos, Rector de la Universidad Pontificia de México y quien se encontraba en los trabajos de la Comisión Teológica Internacional en la ciudad de Roma; Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM; Mons. Guillermo Ortiz Mondragón, Obispo de Cuautitlán y Responsable de la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política; Pbro. Rogelio Narváez Martínez, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; Pbro. Dr. Julián López Amozurrutia, Profesor de la UPM y de la Universidad Lumen Gentium; Pbro. Dr. Ricardo González Sánchez, Secretario Académico de la Facultad de Teología de la UPM.
Pbro. M. en C. Eduardo José Corral Merino,
Secretario Ejecutivo de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la CEM.