La estupidez de un sacerdote



“La estupidez humana no tiene límites”. Así concluye la opinión de Jean Meyer, “Conspiración mundial”, publicada ayer 10 de mayo en el diario El Universal. Y es que la epidemia de la influenza que inició tres semana atrás en México ha provocado un sin fin de opiniones, de lo más inverosímiles, que dibujan la sonrisa escéptica y el coraje de los ciudadanos con el mínimo sentido común que reconocen que el problema es real y que tiene consecuencias que ya aparecen como el desempleo y las pérdidas económicas de los pequeños empresarios que se vieron obligados a cerrar sus negocios para acatar las restricciones sanitarias de las autoridades. Jean Meyer comenta esta teoría de la conspiración sobre la influenza echando mano de los argumentos que han ido circulando de buzón en buzón en la red. Ese correo del G7, Obama, Calderón y las farmacéuticas ha caído en mi dirección personal por lo menos 50 veces, siempre con las mismas preguntas ilusas que pretenden ser lapidarias: ¿Por qué no se dice la cifra de muertos? ¿Por qué no se entrevista a los familiares de los enfermos? ¿Por qué no se dan a conocer los nombres de los antivirales?


Sí, la estupidez humana no tiene límites. Hace una semana estaba en los Altos de Jalisco y, el domingo 3 de mayo, asistí a una misa en ocasión del cierre de retiro de varias parejas que se preparan para el matrimonio, en el Instituto Ana María Casillas de Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Gustavo García Hernández fue el celebrante, un presbítero desaliñado que buscó la atención de los congregados con gestos y símbolos litúrgicos que pretendieron un “despertar de las conciencias” de las parejas reunidas para dar el paso definitivo hacia el sacramento del matrimonio. Sin embargo, en ese domingo del Buen Pastor, el buen presbítero no dejó a un lado el tema de moda: la influenza. Usando palabras convencionales y del folclor nacional, el padre Gustavo quiso mover el tapete sobre la naturaleza del virus como un mal fabricado con fines políticos y aseverando que los tapabocas son como bozales para “tapar el hocico” de los mexicanos. En pocas palabras, reunidas ahí más de 50 personas, quiso minimizar el problema acusando a gobernantes y obispos de ser malos pastores que no han sabido dirigir a la comunidad.

No pude más que calificar al presbítero de irresponsable. Lo malo es que él tiene el poder semanal de dirigirse a una comunidad y de tomar el micrófono para usar una verborrea que en lugar de orientar, desinforma y contamina la opinión de muchos fieles que buscan orientación en las palabras de alguien que, se supone, debe hacer cabeza en una comunidad. En ese domingo del Buen Pastor, Gustavo García fue un lobo con piel de oveja. Jean Meyer, en su opinión citada, afirma: “Para algunos no existe el virus, tampoco la epidemia, que es un nuevo Chupacabras inventado por el gobierno panista para distraer la atención y evadir la responsabilidad de todos los problemas que afectan a la nación y que no sabe remediar. Uno puede pensar, sentir, decir lo que quiere, puesto que el cerebro no es racional, sino sentimental, pero un político, un comunicador, un analista responsable, si bien no escapa a la regla de nuestro cerebro pasional, tiene una ética profesional que no le permite, a la hora de la información, afirmar sin pruebas, siguiendo sus pasiones. Por más anticalderonista que sea uno, y uno tiene derecho a sufrir esa pulsión, no puede hablar como la senadora que quiere llamarse Yeidckol Polevnsky. ¿Se burla del Presidente porque dijo que hay que estornudar en el codo si uno no tiene tapaboca? De acuerdo; ella sólo demuestra su ignorancia. Pero cuando declara que no usará los tapabocas porque su color azul es un mensaje electoral subliminal… me limito a decir: sin comentarios”.

Y aquí me adhiero a las afirmaciones del investigador del CIDE. Me tocó ser testigo de la ignorancia, irresponsabilidad y desfachatez de un cura, Gustavo García, que en sus aires de profetilla minimizó el problema de la influenza. ¿Cómo se puede confiar en un hombre que dirige la opinión de los fieles cuando su principal fuente de información es el Notifiero de Brozo, como él lo afirmó? ¿Cómo se puede formar la conciencia de los fieles con las opiniones de un “pastor” que dice que la influenza será el generador para tumbar al PAN como ya se hizo con el PRI porque el problema tiene tintes políticos?

Que no se le olvide al padre Gustavo que su irresponsabilidad tendrá mayores consecuencias en un pueblo como el de los Altos de Jalisco que, en gran medida, tiene su marco de referencia en las palabras de los sacerdotes y obispos como formadres de la opinión pública. Rumores, verdades a medias, desinformación, irresponsabilidad… Si Gustavo García se metiera a leer el periódico en internet, podría darse cuenta que ahora Jalisco es una de las entidades del país con un buen número de casos de influenza y que todas sus actividades se detuvieron a causa de las muertes sospechosas por el virus; si Gustavo García tuviera la precaución de encender la radio, se daría cuenta que en más de 29 de países del mundo hay infectados por la influenza y que la OMS está punto de declarar este problema como pandemia global.

No cabe duda, la estupidez humana no tiene límites.
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