Al leer un pasaje del libro de Ester, de repente me llama la atención una expresión, primero porque se repite tres veces Est 5, 3.6; 7, 2 y en los textos bíblicos cuando una palabra se repite, busca captar la atención, tiene relevancia y desea quedarse en la memoria del lector. Segundo, porque me recuerda un texto del Nuevo Testamento Mc 6, 21-29. Por tanto, procedo a leer detenidamente los textos y en ese ejercicio de intertextualidad, me encuentro con otros detalles, que se convierten en un ir y venir del AT al NT o en un Ester vs Herodías y digo Herodías, porque su hija no tiene nombre y parece ser manejada al antojo de su madre, Aquí algunas notas:

• Una mujer con la capacidad de conseguir lo que quiere: Est 5,1 Vs Mc 6,22a
• Un rey con el poder para prometer y cumplir: Est 5,3 Vs Mc 6,22b
• Mujer que escucha y coopera con intereses de otros: Est 12, 9-10 Vs Mc 6,24
• La oportunidad llegó, cuando los ánimos en la fiesta estaban subidos: Est 5,6 Vs Mc 6,21
• Hay un ofrecimiento o una promesa extrema: Est 7,2 Vs Mc 6,23
• Entonces ¿Qué es ser Mujer en este texto? Es decidir entre la vida y la muerte: Est 7, 3 Vs Mc 6, 25

Puede haber muchos otros detalles en el texto, pero considero, que con estos ya nos hacemos a una idea más clara, que permita, comprender ¿por qué el ser mujer nos pone ante decisiones que comprometen la vida? en el caso de Ester, considero que hizo un uso adecuado de la oferta del rey: Pídeme lo que quieras y te lo doy, aunque me pidas la mitad de mi reino, la tendrás. Est 5,6. Ella optó por la vida de su pueblo y así lo podemos constatar en Est 7,3. Por su parte la Hija de Herodías, se muestra sin identidad desde el principio, sin capacidad para decidir por sí misma y ante una oferta tan desbordante, se deja manipular para seguir un proyecto de muerte.

Mujeres, hoy en pequeña o gran escala, estamos recibiendo la misma oferta, evitemos ser utilizadas por sistemas de guerra, muerte y destrucción, que solo nos llevan a dañar la vida propia y la de quienes nos rodean.

Recordemos que hemos sido creadas para dar vida, somos fecundas y esta es una de las conexiones más directas que compartimos con Dios. Ahora cuéntame ¿recuerdas un acontecimiento ante el que hayas tenido que decidir entre la vida y la muerte? ¿Cuál fue tu opción?