Irena Sandler

Esta mañana conocíamos la triste noticia:

Irena Sandler falleció en un hospital polaco a los 98 años de edad, pero ¿quien era Irena?



Polaca, se encargaba de coordinar programas de asistencia a niños judíos del gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. Sus “buenos contactos”, le ayudaron a salvar de una muerte casi segura a cerca de 2500 niños judíos entregándolos a familias polacas con el fin de que, una vez finalizada la guerra, pudiesen reunirse con sus familiares.

El precio que estuvo a punto de pagar pudo ser demasiado alto: condena a muerte y sometida a toda clase de torturas, pero gracias a esos contactos, pudo ser liberada y escondida hasta el final de la ocupación.

Esta entrega sin límites le sirvió para que en el año 2006 fuese propuesta por el Presidente de Polonia como candidata al Premio Nobel de la Paz.

¡Cuántas personas anónimas, seguro que todos conocemos, que en el más absoluto silencio de su vida, ejercen una labor de entrega y generosidad como Irena!...

Lo más preciado que cada uno de nosotros tenemos: LA VIDA, lo único que nos pertenece y ella la arriesgó sin pararse a pensar en lo que eso conllevaba. Simplemente la entregó hasta las últimas consecuencias… y es que ser cristiano significa eso: entrega sin límites, saber extender tu mano a quien te necesita sin mirar raza ni color, simplemente POR AMOR.

Mi pregunta es: en este siglo XXI en el que nos ha tocado vivir, ¿somos capaces de entender esta actitud donde predomina el tener, el ser, el egoísmo, el egocentrismo, etc ¿a qué nos suena todo esto?...

Quizá la vida de Irena y de tantas otras personas como ella, entregadas hasta el final, nos puedan ayudar a reflexionar, a saber que qu“uno” es lo que es en el presente. Actuemos ahora y dejemos el resto a otros. Quizás sea el momento de plantar la semilla y permitir que sean otros quienes recojan el fruto.

Gracias, Irena, y gracias a tantas personas que de manera anónima no dudan en entregar lo más preciado que tienen por los demás.

¡Ojalá que la vida de esta mujer gastada y desgastada por el evangelio nos ayude a preguntarnos si verdaderamente estamos aprovechando el don que nos ha sido regalado o, simplemente, si lo dejamos escapar…!.
Volver arriba