Inauguración de la 47ª Semana nacional para Institutos de Vida Consagrada El orgullo de vivir la vida que el mismo Cristo eligió para sí

(José M. Vidal).- "Orgullosos de la belleza de la vida consagrada, la forma de vida que eligió para sí el mismo Jesús". Lo escribió el indio Mathew Vattamattan, superior general de los Claretianos, en su saludo a la sesión inaugural de la 47ª Semana nacional para los Institutos de vida consagrada, que se celebró esta tarde n Madrid. Un sentimiento compartido, tanto en la mesa presidencial como entre los asistentes, conscientes de que, como dice el lema de la Semana, "llamó a los que Él quiso".

El enorme salón de actos de la Fundación Pablo VI estaba lleno de religiosas y religiosos de ese arco iris que es la vida consagrada en España. Unas 700 personas de una realidad eclesial que, aunque se ha dejado pelos en la gatera de la secularización, sigue siendo levadura en la masa y continúa mirando hacia el futuro, sin "lamentelas" estériles, como les dijo el Papa en su video-saludo.

El mensaje del Papa fue la primera sorpresa de la tarde. Con su lenguaje sencillo y a la vez profundo, Francisco llegó al corazón de sus hermanos de vida consagrada y les pidió confianza y esperanza, "sin lamentelas", "sin proselitismos" y "sin marketing", para conseguir un mayor número de vocaciones. "En cuanto al número, que el Señor decida", les advirtió Bergoglio, mientras les pedía que ayudasen a los jóvenes a encontrar "sus raíces" y a "ser soñadores". Y concluía así, con su habitual gracejo: "¡Que se diviertan! No pierden el sentido del humor".

En la mesa presidencial de la sesión inaugural, además del cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, estaba la rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca, Mirian Cortés, la presidenta de la Confer, María Rosario Ríos, la presidenta de los Institutos seculares, Vicenta Estellés, y el provincial de los claretianos, Pedro Belderraín. Oficiando, como presentador, el director del Instituto teológico de la Vida Religiosa, el claretiano Carlos Martínez Oliveras.

El cardenal Osoro abrió la semana con una meditación pascual. Y lo primero que hizo, al hilo de lo sugerido por el Papa, fue asegurar que "la vida religiosa tiene que estar marcada por la alegría, no por el lloriqueo ni por el proselitismo".

Un alegrarse que, a su juicio, tiene que desgajarse en tres variables: "Desinstalarse, volver Cristo y salir". Desinstalarse, porque "no somos propietarios de nada, nuestra opción de vida es regalarla y nuestra congregación es del Señor, no nuestra". Desinstalados, "mantenemos la disponibilidad y lo que somos y tenemos lo podemos al servicio de los demás".

La segunda variable es "volver Cristo, que es la fuente", porque "el sepulcro está vacío" y "no cabe el desaliento, para el que a diario comulga con Cristo Jesús". Desde esta fuente cristológica, resulta más fácil la tercera variable: "Salir, desde nuestra fragilidad, que es grande, pero conscientes de que el propio Cristo actúa a través de ella". Salir "con audacia y sin temor", con "la mirada del Señor y con su compasión entrañable, sin descartar a nadie y para encontrarnos con todos".

Porque, según el cardenal Osoro, el alegraos va de la mano con el encontrarnos con los hombres en una triple vertiente también: renovar el encuentro, llevar la alegría de Dios y mantener vivo el anuncio de Cristo resucitado.

El arzobispo invitó, en este sentido, a la vida consagrada a salir al encuentro del mundo y, especialmente, de las nuevas generaciones (lema de la semana), porque, como decía el Papa, "nos tiene que preocupar la juventud sin raíces, porque sin ellas está expuesta al viento que más sopla".

Y es que, a su juicio, "la Iglesia de España tiene que salir, mirando a la gente como hermanos", porque "aunque algunos nos hagan faenas, son nuestros hermanos". De ahí que "no podamos cansarnos de perdonar", conscientes de que "el encuentro con Jesús y con los hombres va unido"

En segundo lugar, salir para "llevar la dulce y confortadora alegría del Evangelio", porque "el bien, la buena noticia siempre tiende a comunicarse y a expandirse, mientras la vida se acrecienta dándola". Porque "no hemos entregado la vida para llorar", sino para salir y "romper esquemas aburridos, donde nunca cabe la creatividad". Es decir, "recuperar la frescura del Evangelio".

Y, por último, "mantener vivo el anuncio de Cristo resucitado", con "metodologías distintas y espiritualidades diferentes, pero todos tenemos que ir, salir y anunciar". Y eso significa "ser atrevidos, no caer en el vicio del 'siempre se hizo así' y no instalarnos en la comodidad, para salir con atrevimiento y osadía". Porque, como concluyó el cardenal Osoro: "No hay Pascua al margen de la misión y la alegría pascual es misionera".

La rectora de la Pontificia de Salamanca, la orensana Mirian Cortés, se congratuló de que el Instituto Teológico de Vida Religiosa funcione bajo el paraguas de su universidad, para "rezar, ayudar y cultivar el estudio de la vida consagrada, que es el pulmón de la vida de la Iglesia".

Siempre en contacto con la juventud estudiantil, la rectora invitó a los presentes a "unir fuerzas", para "darles a los jóvenes esperanza y ejemplo". En este sentido recordó a lo miembros de la vida consagrada que, aunque muchas veces no lo crean, "sois ejemplo para ellos, que os miran con mucho afecto". Y Mirian lo dice desde la experiencia de su puesto académico y desde su rol de madre de cuatro hijos adolescentes.

A su juicio, "ante el vacío de valores que hay en la sociedad y que conduce al fundamentalismo, al consumismo y a la búsqueda de sucedáneos, como la droga y la delincuencia, tenemos una oportunidad de llenar ese vacío con valores cristianos y que los jóvenes descubran a Jesús". Y, para eso, "es imprescindible que demos testimonio de vida con nuestro ejemplo", concluyó Mirian Cortés.

La presidenta de Confer, María Rosario Rios, invitó a los presentes en la semana a "acompañar el discernimiento vocacional de los jóvenes. En una triple vertiente. En primer lugar, discernir formas más certeras de acompañamiento. En segundo lugar, "acompañar a los jóvenes en lo que son", saliendo de "los tópicos y los estereotipos y los prejuicios sobre la juventud". Y, en tercer lugar, "dejarse interpelar y confrontar por los jóvenes", conscientes de que "necesitan referentes con autoridad".

Una autoridad que puede y debe venir de una vida consagrada, que, según la presidenta de la Confer, tiene mucho de "coherencia, de sabiduría, de gratuidad y de pasión por Jesús". Y concluía preguntándose: "¿Transparentamos y comunicamos todos esto? ¿Somos testigos del Evangelio?".

La presidenta de los institutos seculares, Vicenta Estellés, invitó a los presentes a acercarse a "los planteamientos y a las reivindicaciones de los jóvenes" e "introducir a Dios en la vida cotidiana", superando las propias divisiones y "siendo profecía creíbles para la juventud".

El provincial de los claretianos Pedro Belderraín, tras dar las gracias a todas las instituciones que colaboraron con esta 47ª semana, recordó que ya Tarancón decía a los jóvenes en la Semana del año 1982: "No tengáis miedo de pedirnos cosas; nunca nos pediréis más que lo que nos pide Cristo".

Por último, el padre Carlos Martínez Oliveras, resumió la presentación de la semana dos puntos: "El legado conciliar y el lema del 'llamó a los que Él quiso'". Y añadía: "En este congreso queremos, con humildad y en clave de proceso, comprender un poco más a los jóvenes en la sociedad actual; aprender de la Biblia y de la Teología cómo Dios sigue llamando; mostrar el don de la vida consagrada a los jóvenes y atender a las llamadas del papa Francisco a los jóvenes".

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