Quién es Dios



¡Feliz viernes! Es posible que te respondas que es una buena pregunta pero no voy a ser yo quien te la responda porque me temo que no tiene una respuesta fácil. Aquí lo que hacemos es disfrutar de la música y aprender algo sobre ella. Hoy vamos a hacerlo de la mano de un compositor que puede resultar difícil de escuchar pero bueno toda la música tiene que ser conocida, por lo menos una vez. No está mal conocer, en cualquier caso, a uno de los compositores vivos más importantes.

Se trata de Wolfgang Rihm (1952), maestro alemán nacido en Karlsruhe. Su música suele ser muy impredecible ya que suele mezclar en ella momentos tiernos con otros de la fuerza más fiera. Ya a los once años Rihm estaba componiendo y con dieciséis años comenzó a estudiar seriamente música. En 1969 fue a Darmstadt para estudiar música contemporánea y tras matricularse en el conservatorio de su ciudad natal pasó luego a estudiar con Stockhausen y Huber. En 1985 fue nombrado catedrático de esa institución y ya por esa época había ganado prestigiosos premios y concursos mundiales. Como influencias suyas tenemos a Webern, Nono, Lachenmann, Stockhausen y Feldman. Entre las composiciones suyas destacan las sinfonías y otras obras para gran orquesta con acompañamiento vocal. También usó de forma especial la percusión. Sus obras de cámara también son destacables, entre las que están sus cuartetos con voces y con unas combinaciones especiales de instrumentos. Su concierto para violín fue estrenado por Anne-Sophie Mutter y las obras de Rihm se graban de forma regular y se interpretan asiduamente en los conciertos.

Una de esas obras grandes para orquesta y voces es Quid Est Deus. Fue compuesta en 2007 (para coro y orquesta) y él la calificó como «cantata hermética». Se basa en veinticuatro definiciones de Dios que van apareciendo en diversos enunciados corales, a veces con un acompañamiento minimalístico. A pesar de los grandes medios usados por Rihm, típico en él, escuchamos una obra austera y casi podríamos decir que hierática. A menudo en ambiente que crea nos recuerda al Stravinsky de la «Sinfonía de los salmos» pero los momentos de explosión orquestan nos llevan a asombrarnos de esa potencia sonora que casi solo él es capaz de conseguir, con un expresionismo brutal. Como es marca de la casa en Rihm, disfrutamos de una pieza concentrada pero a la vez poderosamente sonora, llena de fuerza pero a la vez de ternura.

La interpretación es de el Conjunto Vocal de la SWR de Stuttgart y la Orquesta Sinfónica de la SWR de Baden-Baden y Friburgo dirigida por Sylvain Cambreling.

Volver arriba