Espíritu Santo, ven

¡Feliz jueves! Nuestra semana, que empezó con Charles Ives va por medio de grandes nombres y hoy llegamos a uno que es cima y cumbre de la música. De vez en cuanto traigo su música porque espero que te pase como a mí: que me encanta cada vez más. Y la palabra encanta casi no está puesta al azar porque las composiciones de este maestro te van atrapando y enredando hasta que te ves emocionado hasta la médula. Como estos datos, casi está claro quién es...

Hoy vamos a disfrutar de su motete Veni Sancte Spiritus, K. 47. Se cree que fue compuesta entre 1768 y 1769 cuando el compositor contaba unos doce años. Está compuesto sobre la conocida secuencia de Pentecostés y que Mozart calificó de ofertorio, por tanto para ser usada litúrgicamente si bien quizá no en la propia fiesta de Pentecostés sino el alguna misa del Espíritu Santo. Está dividida en dos partes diferenciadas con un extenso aleluya. No tiene solistas sino que es el coro el que toma el protagonismo, a veces reducido a dos voces. Ya el genio de Mozart se ve aquí claramente aunque no sea una obra de madurez. Aún apreciamos en ella influencias de Leopold Mozart (su padre), Haydn o Eberlin.
La partitura de la composición puedes descargarla aquí.
La interpretación es del Collegium Instrumentale Brugense.