Magnificat anima mea



¡Feliz sábado! ¡Se nos va abril, qué poco le queda! Para el sábado de hoy, último del mes, vamos a dedicar nuestro tiempo (no demasiado, unos quince minutos, pero que saben a poco) a uno de los grandes nombres de la época barroca. Se vez en cuando debemos volver a los fieras de cada época para asombrarnos con su arte y para recordar que están ahí siempre deparándonos grandes momentos. A ver: ¿tres compositores de la época barroca? Bach, Handel, y....

Efectivamente, acertaste si a tu mente vino el nombre de Antonio Vivaldi (1678-1741), maestro italiano nacido en Venecia. Su padre, Giovanni Battista, fue quien le dio las primeras clases y en 1685 ya fue admitido como violinista de la orquesta de la Basílica de San Marcos en su Venecia natal. A la vez que componía se preparaba para ser sacerdote y se ordenó en 1703. Poseía un característico pelo rojizo y por ello era conocido cojo «Il Prete Rosso». El año de su ordenación fue nombrado maestro de violín del Ospedale della Pietà, especializado en la formación musical de mujeres. Ello le permitió componer las más grandes obras ya que estuvo vinculado a la institución durante casi toda su vida. En la década de 1730 se consideraba que su música estaba pasada de moda y poco a poco fue cayendo en el olvido. Diez años más tarde viajó a Viena para asistir a una producción de una ópera suya y cayó enfermo, muriendo en la capital austríaca. Tras su muerte se recopiló una gran cantidad de obras suyas, que fueron redescubiertas a principios del siglo XX.

Vivaldi es el compositor de este Magnificat en sol menor, RV 610. Es quizá la versión del magníficat más famosa de Vivaldi, compuesto para cuatro solistas, coro, dos oboes, cuerdas y continuo. El maestro lo dividió en nueve partes y comienza de forma homofónica para pasar luego a un breve concierto instrumental al que luego se les unen los solistas. El coro va interrumpiendo el discurso con la palabra «omnes». Posteriormente escuchamos momentos corales, con un bello cromatismo. Los solistas es unen luego para terminar la obra con un himno final para coro, en forma de fuga llena de júbilo con temas que nos recuerdan al inicio de la obra. La obra fue compuesta en la década de 1720 y es una revisión de una pieza anterior (para el Ospedale).

La partitura de la misma puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Emilia Cundari y Angela Vercelli (sopranos), Anna Maria Rota (contralto), el Coro Polifónico de Turín y la Orquesta de Cámara de Angelicum Milano dirigidos por Carlo Felice Cillario.

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