Una Misa, simplemente



Simplemente porque el título es así, pero evidentemente no porque sea una obra simple, ni mucho menos, como comprobarás. Vamos hoy a viajar hacia el Romanticismo para disfrutar de una música gloriosa de un compositor que desgraciadamente murió joven pero que nos legó obras impresionantes, como la de hoy. ¿Te apetece pasar un fabuloso rato?

Lo mismo has adivinado que te hablo de Franz Schubert (1797-1828), maestro austríaco nacido y fallecido en Viena. Tenía cada vez más ganas de dedicarse a la música y pudo tomar lecciones de Michael Holzer. Gracias a que su padre tocaba en un cuarteto de cuerdas, el joven Schubert comenzó a componer obras para ese tipo de conjunto. También estudió con Antonio Salieri y debido a esa enseñanza consiguió mejorar su técnica de compositor; comenzó a escribir sinfonías y obras para piano. A la edad de 19 años ya había compuesto unas 340 obras entre las que están dos sinfonías, una misa y una ópera. Ya con 30 años era considerado un reputado compositor, que desgraciadamente murió con 31 años.

De Schubert te propongo escuchar hoy su Misa número 6 en Mi Bemol Mayor, D 950. En la partitura la fecha que aparece es 1828 y parece ser que fue la última misa que compuso el maestro. Se la clasifica como "missa solemnis". Se la encargó Michael Leitermayer, que era maestro de música de la Alserkirche de Viena. En la misa se aprecian influencias de Beethoven, pero también de Bach, Mozart y Haydn. Hay quien la llama el canto del cisne de Schubert y en ella el maestro recoge todas las técnicas compositivas que estaban más en boga en la época. Una música para elevar el espíritu.

La interpretación es de Hofmusikkapelle Wien dirigida por Karl Bohm.

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