El precandidato presidencial murió dos meses después de un atentado La Iglesia colombiana, ante el asesinato de Miguel Uribe: "Que no quede impune"

Ante la muerte de Miguel Uribe
Ante la muerte de Miguel Uribe Vatican Media

Los prelados hacen un especial llamado al pueblo colombiano, “a no dejarnos robar la esperanza y a reaccionar pacíficamente, defendiendo los principios y valores que nos constituyen como nación”

"Estamos históricamente desafiados a construir, entre todos, condiciones sociales, ambientes y relaciones de equidad, justicia, reconciliación y paz"

La Iglesia de Colombia ha manifestado su pesar por la muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, después de ser víctima de un magnicidio el pasado 7 de junio en Bogotá, Colombia, desde entonces permanecía en estado crítico en una clina de cuidados intensivos. Falleciendo la madrugada del 11 de agosto.  

“Expresamos nuestra solidaridad con toda su familia y en esperanza cristiana la encomendamos al Señor para que la conforte”, dicen los Obispos colombianos en un comunicado. Pidiendo además “a las autoridades y entidades competentes del Estado que continúen los esfuerzos por el esclarecimiento de la verdad sobre este magnicidio, de modo que no quede impune”.

Los prelados hacen un especial llamado al pueblo colombiano, “a no dejarnos robar la esperanza y a reaccionar pacíficamente, defendiendo los principios y valores que nos constituyen como nación”.

Recuerdan también que “el proyecto de país descrito en la divisa del escudo nacional puede y debe seguir siendo un esfuerzo permanente de todos: ¡Libertad y Orden!”

“Libertad para garantizar el bien -expresan los obispos- y el desarrollo humano integral de todos sus habitantes; libertad y respeto para expresar y gestionar sin violencia las diferencias; libertad para salvaguardar la vida en todas sus etapas y manifestaciones”.

“Orden sabio para valorar y custodiar lo sanamente construido, orden justo para favorecer la participación y armonía social; orden institucional para garantizar la valoración y respeto de los derechos y deberes individuales y colectivos de todos los ciudadanos”, dicen.

Reiteran los obispos que “la convicción de que la violencia no es camino de vida ni de progreso, sino que engendra más violencia y muerte. Estamos históricamente desafiados a construir, entre todos, condiciones sociales, ambientes y relaciones de equidad, justicia, reconciliación y paz”.

Y como Iglesia ofrecen su “servicio pastoral en todos los rincones del territorio nacional para que el anhelo de un país reconciliado y en armonía se alcance con la contribución y los esfuerzos de todos”.

“Nos confiamos a la acción del Espíritu de Jesucristo resucitado para que en Colombia: los enemigos vuelvan a la amistad, los adversarios se den la mano y los pueblos busquen la unión” (Prefacio de Reconciliación II)”

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