Lepanto en El Quijote
Lepanto: 1: [la batalla de Lepanto: 1]
Lepanto (doc. 1548-1575, donde se la llama también: Naupactus, exónimo latino del endónimo griego Náupaktos 'nave bien (en)cerrada, protegida'): Así denominaron los venecianos Náupaktos, ciudad de Etolia a la entrada del golfo de Corinto, que, como su nombre lo indica, era reputada lugar bien cerrado para las naves.
|| batalla de Lepanto: El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar en las aguas del golfo de Corinto la batalla de Lepanto, calificada por el Cautivo de felicísima jornada. En ella tomó parte heroicamente Cervantes, que se referirá a ella diciendo: «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros», II.Pról.1.
Cervantes, que en su carrera militar no pasó de soldado raso, nos dejó también el testimonio de su modestia: «tuve aunque humilde, parte en la victoria», Viaje del Parnaso, 1, 144. “Cervantes, que tenía a gran orgullo haber participado y haber sido herido en la batalla naval de Lepanto, sólo le dedica a ésta un brevísimo párrafo”, E. González López.
El cura resume para el oidor la historia del Cautivo: «Pero fuele la fortuna contraria, pues donde la pudiera esperar y tener buena, allí la perdió, con perder la libertad en la felicísima jornada donde tantos la cobraron, que fue en la batalla de Lepanto.», I.42.20.
El Cautivo había declarado que «fueron quince mil cristianos los que aquel día alcanzaron la deseada libertad, que todos venían al remo en la turquesca armada», I.42.5. Según el P. Mariana fueron veinte mil.
En este relato nada hiperbólico del cura, que repite el del Cautivo, hay una frase, la que sigue a la que acabamos de mencionar, que rompe bruscamente el estilo indirecto: «Yo la perdí en la Goleta, y después por diferentes sucesos, nos hallamos camaradas en Costantinopla.»
Este «yo», ¿es el cura que está resumiendo la historia del Cautivo, que dice «yo» para implicarse a sí mismo, o es el propio Cautivo cuya réplica se introduce bruscamente en el relato del cura como una cita de palabras textuales? En el primer caso tendríamos una faceta de la biografía del cura que no se ve confirmada por ningún otro dato en el Quijote. En el segundo, tendríamos un caso más de paso brusco del estilo indirecto al directo, que Cervantes afecciona, pero que comporta un pequeño problema de coherencia: ¿dónde perdió su libertad el Cautivo, en Lepanto o en la Goleta? Aquí parece que fué en la Goleta, puesto que dice «Yo la perdí en la Goleta»; pero en su relato en estilo directo ha dicho que fue en Lepanto: «me vi aquella noche que siguió a tan famoso día con cadenas a los pies y esposas a las manos.», I.39.5.
He aquí dónde y cómo recibió noticia de esta victoria el rey Felipe II: «Este mismo año 1571 parece quiso el Cielo y el glorioso mártir Lorenzo engrandecer o, digámoslo así, gratificar a su devoto Felipe lo que por él hacía en la tierra. Estando el Rey en esta su casa, las Vísperas de la Octava de Todos los Santos, en el coro con sus frailes, le llegó la alegre nueva de aquella famosa victoria de la batalla naval contra la Armada del Turco, siendo General en ella don Juan de Austria, su hermano, hijo del gran Carlos V, cosa muy sabida de todos, en que no tengo que detenerme; solo diré lo que otros no han escrito y es propio de este lugar. § Estando el Rey en el coro oyendo las Vísperas, entró don Pedro Manuel, caballero de su Cámara, alborozado. En el semblante y meneo se le conoció luego que había alguna cosa grande. Dijo a Su Majestad con voz alta: «Señor, aquí está el correo de don Juan de Austria, que trae la nueva de una gran victoria.» No hizo el magnánimo Príncipe mudanza ni sentimiento, gran privilegio de la Casa de Austria, entre otros, no perder por ningún suceso la serenidad del rostro ni la gravedad del imperio.», Fray José de Sigüenza, La fundación del monasterio de El Escorial, p. 73-74.
Cervantes recordará toda su vida con orgullo esta memorable batalla. El historiador dispone de datos muy precisos sobre su participación heroica en ella. Aportamos aquí algunos, particularmente significativos, sacados de los documentos cervantivos publicados en «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», IX, 1905, pág. 350. Proceden de la información establecida con varios testigos en Madrid en 1578, a petición del padre de nuestro autor. Se trata en particular de la declaración hecha por el alférez Gabriel de Castañeda.
Éste dijo «que al tiempo y sazón que se reconoció el armada del turco por nuestra armada española, el dicho Miguel de Cervantes estaba malo con calentura, y este testigo vio que su capitán [Diego de Urbina] y otros amigos suyos le dijeron que, pues estaba malo, no pelease y se retirase y bajase debajo de cubierta de la dicha galera [la Marquesa], porque no estaba para pelear; y entonces vio este testigo que el dicho Miguel de Cervantes respondió al dicho capitán y a lo demás, que le habían dicho lo susodicho, muy enojado: "Señores, en todas las ocasiones que hasta hoy en día se han ofrescido de guerra a Su Majestad, y se me ha mandado, he servido muy bien, como buen soldado; y ansí agora no haré menos, aunque esté enfermo y con calentura; más vale pelear en servicio de Dios y de Su Majestad, y morir por ellos, que no bajarme so cubierta" y que el capitán le pusiese en parte y lugar que fuese más peligrosa, y que allí estaría o moriría peleando, como dicho tenía. Y ansí el dicho capitán le entregó el lugar del esquife con doce soldados, adonde vio este testigo que peleó muy valientemente como buen soldado contra los dichos turcos, hasta que se acabó la dicha batalla, de donde salió herido en el pecho de un arcabuzazo, y de una mano, de que salió estropeado. Y sabido por el dicho señor don Juan [de Austria] cuán bien lo había hecho, le acrescentó cuatro o seis escudos de ventaja de más de su paga».
Es de notar el recuerdo que nos dejó Cervantes en su testamento poético de 1614: «Arrojóse mi vista a la campaña | rasa del mar, que trujo a mi memoria | del heroico don Juan la heroica hazaña; | donde con alta de soldados gloria, | y con propio valor y airado pecho | tuve, aunque humilde, parte en la vitoria | Allí, con rabia y con mortal despecho, | el otomano orgullo vio su brío | hollado y reducido a pobre estrecho.», Viaje al Parnaso, vv. 139-146.
El tratamiento cervantino de la historia del Cautivo y el discurso de las armas y de las letras que le sirve de prólogo, no serían lo que son sin las vivencias autobiográficas que las nutren, y que convierten a Cervantes en partícipe particularmente calificado, aunque siempre por medio y obra de sus personajes, del doble debate planteado en la fábula.
El prestigio de su testimonio proviene de su heroica carrera militar y de su prolongado cautiverio, cuya síntesis mítica queda expresada en la denominación, por antonomasia, de Manco de Lepanto.
Las vivencias del testigo explican el patético relieve que cobra la mención de los estragos de la pólvora y de las armas de fuego en los reflejos defensivos y en el discurso de don Quijote. La diabólica invención de estas armas marca para ambos, personaje y Autor, el final de la Edad de Oro, y la mordedura de su maleficio en el cuerpo de Cervantes, herido en Lepanto de un arcabuzazo, se convierte en uno de los dos biografemas más característicos de su vida, íntimamente asociado aquí con el recuerdo de su cautiverio en Argel, que es el otro gran biografema. El lector se ve así confrontado con una nueva forma de novelar. En los textos que siguen, el Autor echará mano con frecuencia y sin ambages de biografemas, tanto homodiegéticos como heterodiegéticos, definibles como reminiscencias propias o ajenas de carácter biográfico; con lo cual la fábula quedará marcada de más en más, a medida que avanza, por la voluntariosa y persistente irrupción de referentes históricos. Esta tendencia, que aproxima al máximo la verosimilitud poética de la verdad histórica, llegará a su plenitud en la segunda parte de 1615. ® artillería ® pólvora ® arcabuz.
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Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid, 2005-1006.