"¿Qué dirá la historia, Santo Padre, de su actitud y la de la Iglesia ante el régimen genocida de Netanyahu?" ¿Cómo se sitúa la Iglesia ante la era Trump?

Donald Trump y León XIV
Donald Trump y León XIV

En nuestros días persisten viejos conflictos ancestrales y nuevos conflictos lacerantes en prácticamente los cinco continentes. El Papa Francisco afirmaba que estamos ante una tercera guerra mundial a trozos. Y así es. Además de los más conocidos y mediáticos: Gaza y Ucrania existen guerras particularmente en Asía y Africa. Algunas preocupantes como son las escaramuzas constantes entre India y Pakistan, potencias nucleares.

La llegada de Trump a la Casa Blanca marca también una fecha, en cierto modo histórica, ya que sus actuaciones nos sitúan ante un  antes y un después en el ámbito geopolítico. Sus decisiones, sus insinuaciones y sus actuaciones están subvirtiendo el orden internacional de manera absolutamente  palmaria. Las Naciones Unidas y sus organismos no existen bajo ningún punto de vista.

En el ámbito económico, de un plumazo se ha cargado a la Organización Mundial del Comercio(OMC). Ha establecido unas reglas que nos devuelven al sálvese quien pueda, mezclando política y comercio,

La respuesta de la adolescente Europa es el vasallaje. El ejemplo es llamado aceptación de las condiciones impuestas por Trump en cuanto a aranceles ye inversiones de Europa en Estados Unidos. El señor feudal ha puesto de rodillas a 450 millones de ciudadanos y consumidores sin ninguna contestación.

La respuesta de la adolescente Europa es el vasallaje. El ejemplo es llamado aceptación de las condiciones impuestas por Trump en cuanto a aranceles ye inversiones de Europa en Estados Unidos. El señor feudal ha puesto de rodillas a 450 millones de ciudadanos y consumidores sin ninguna contestación.

¿Qué dirá la historia, Santo Padre, de su actitud y la de la Iglesia ante el régimen genocida de Netanyahu? La oración y el ayuno son importantes, de acuerdo con la tradición bíblica, pero tiene que acompañarse por activar todos los medios que la Iglesia tiene a su alcance para que su denuncia profética sea clara y contundente. Y la denuncia tiene nombre y apellidos.

La historia reciente de la Humanidad está marcada por dos fechas clave: 1945 y 1989. La primera sitúa en el final de la Segunda Guerra Mundial y la segunda en la caída del muro de Berlín.

La primera significó una reflexión profunda sobre lo acontecido en las dos guerras mundiales, y en consecuencia, la humanidad se dotó de un organismo, más o menos consensuado, que nació lamentablemente, como se ha demostrado, con una enfermedad crónica, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a veto. Desde entonces las Naciones Unidas y sus organismos han trabajado de manera limitada en sus múltiples actividades. El otro logro de ese momento histórico fue la promulgación de los Derechos Humanos, hoy en día contestados por algunos países y culturas, pero que todavía sirven de base para una convivencia global.

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La segunda fecha está marcada por la caída del muro de Berlín. Es decir, el fin de una terrible guerra fría que marcó al mundo occidental desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Dos mundos enfrentados parecía que empezaban a reconciliarse y encontrarse. Y todos los países satélites de la antigua Unión Soviética recuperaban la independencia, aunque las secuelas fueron muy duras en algunos países con las famosas guerras de los Balcanes y disputas territoriales que llegan hasta nuestros días. 

Parroquia de Gaza
Parroquia de Gaza

No obstante, estos hitos en nuestros días persisten viejos conflictos ancestrales y nuevos conflictos lacerantes en prácticamente los cinco continentes. El Papa Francisco afirmaba que estamos ante una tercera guerra mundial a trozos. Y así es. Además de los más conocidos y mediáticos: Gaza y Ucrania existen guerras particularmente en Asía y Africa. Algunas preocupantes como son las escaramuzas constantes entre India y Pakistan, potencias nucleares.

La llegada de Trump a la Casa Blanca marca también una fecha, en cierto modo histórica, ya que sus actuaciones nos sitúan ante un  antes y un después en el ámbito geopolítico. Sus decisiones, sus insinuaciones y sus actuaciones están subvirtiendo el orden internacional de manera absolutamente  palmaria. Las Naciones Unidas y sus organismos no existen bajo ningún punto de vista. Veta continuamente todas las resoluciones que no le convienen. Esto no es nuevo, pero se está acentuando. En una palabra niega la autoridad moral de las Naciones Unidas. En cuanto a los derechos humanos, como decía Groucho Marx, cambio las reglas del juego, tanto a nivel local como mundial, cuando me conviene. Los Derechos Humanos son los grandes perdedores en nuestro mundo en la era Trump, tanto a nivel interno, la política de inmigración, como global, véase Gaza. Este conflicto si se acabaría en veinticuatro horas, si Estados Unidos pusiera firmes a Israel. 

Trump y su gabinete de guerra
Trump y su gabinete de guerra

En el ámbito económico, de un plumazo se ha cargado a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ha establecido unas reglas que nos devuelven al sálvese quien pueda, mezclando política y comercio, véase India y Brasil. Y está poniendo en bandeja a su adversario China la hegemonía política y  económica mundial. Espero que sus políticas tengan consecuencias en la economía interna de los Estados Unidos para que los americanos, sin desearles nada malo, sean conscientes de lo que significa dejar el poder en manos de un hombre peligroso, que sólo piensa en la presidencia como trampolín para enriquecerse más y más. Las famosas tierras de minerales de Ucrania que piensa repartirse con su gran amigo Putin, que después de blanquearlo en Alaska, se ha reído de el…o el planeado resort de Gaza, Panamá, Groenlandia, Canada…

La respuesta de la adolescente Europa es el vasallaje. El ejemplo es llamado aceptación de las condiciones impuestas por Trump en cuanto a aranceles ye inversiones de Europa en Estados Unidos. El señor feudal ha puesto de rodillas a 450 millones de ciudadanos y consumidores sin ninguna contestación. Y Europa todavía duda en afianzar los acuerdos con Mercosur como alternativa, ya que tiene miedo a la reacción de Trump. Y aduce políticas internas de cada país, particularmente agrícolas. Sandeces. Europa, una vez demuestra que no está preparada para ser una potencia económica, ni militar, ni nada que se parezca. La Era Trump debería despertarla. Lo que fue un sueño económico tendría que transformarse para contribuir a un mundo más cercano a los valores filosóficos y éticos que encarna la traumática historia europea.

La Iglesia tiene un poder moral con sordina. La jefatura del Estado Vaticano es un condicionamiento genético para que la palabra profética de denuncia pueda ser escuchada con claridad. En estas condiciones es difícil que la palabra de la Iglesia sea tomada en serio por los grandes de este mundo. El Papado debería renunciar a la condición política del Estado Vaticano y reducirlo a un tema de autonomía administrativa, suprimiendo todas las embajadas del y en el Vaticano. La recuperación de esta libertad significaría una palabra libre y fuerte moralmente en un mundo que se desangra por los cuatro costados.  No sabemos si Trump habrá puesto aranceles al Estado Vaticano.

León XIV
León XIV

León XIV, en cuanto norteamericano, esta bien situado para comprender lo que está pasando en Estados Unidos y en el mundo durante la época Trump, pero lo tiene crudo, ya que estamos ante un ególatra, imprevisible y de comportamientos volátiles. Probablemente, el Papa, se limite, a manifestar sin duda su sufrimiento antes los conflictos bélicos, pero también su impotencia. Entiendo que se preguntará muchas mañana al levantarse, después de Laudes o celebrar la Misa, qué más puedo hacer o que debería hacer y no hago para para la masacre de Gaza. La prudencia de Pio XII, aunque sabemos que actuó durante la Segunda Guerra Mundial con sus medios para salvar a judíos, no le ha salvado de críticas ante la intensidad de sus críticas ante el régimen nazi. ¿Qué dirá la historia, Santo Padre, de su actitud y la de la Iglesia ante el régimen genocida de Netanyahu? La oración y el ayuno son importantes, de acuerdo con la tradición bíblica, pero tiene que acompañarse por activar todos los medios que la Iglesia tiene a su alcance para que su denuncia profética sea clara y contundente. Y la denuncia tiene nombre y apellidos, como lo tenía en la época nazi.

Santo Padre, necesitamos una Iglesia audaz, en este mundo convulso y complicado, que aparque esa prudencia paralizante, que tome decisiones y arriesgue lo necesario para que la palabra evangélica sea creíble

Me gustaría terminar con unas palabra del Cardenal Pellegrino, en una entrevista en marzo de 1981, que muestran la falta de audacia de una Iglesia que se enfrenta en estos momentos a grandes problemas internos y externos: “Casi se tiene miedo de suscitar problemas. Es más, el lema parece ser: ¡calmemos las aguas! Creo que se trata de un miedo que depende de la falta de fe. Es decir, no se tiene suficiente fe en el Espíritu que guía a la Iglesia, que también empuja a tomar decisiones audaces, a correr riesgos calculados, y subrayo «calculados». Y entonces se actúa bajo el signo del miedo. O mejor dicho, no se actúa en absoluto, por miedo. Creo que es falta de fe. Pero quizá haya también otra razón. Los principales responsables de la Iglesia no tienen los ojos lo suficientemente abiertos al mundo. Empezando por los dicasterios romanos. Y quizá también algunos obispos. Viven en un mundo artificial, rodeados de unos pocos, sin tener el pulso de lo que piensa la gente. No para seguir la moda del momento. Nada más lejos de la realidad. Sino para comprender cuáles son las necesidades profundas. Creo que hoy en día no es tanto el sacerdote el que está aislado (los sacerdotes ya están integrados en la vida cotidiana), sino los principales responsables. Quizás también porque están ahogados por las exigencias de la organización y la administración, y entonces se pierde el contacto con las personas, con la realidad cotidiana…Los tiempos son los hombres que los hacen madurar. Pongo dos ejemplos: si en 1921 no hubiera existido la voluntad férrea e implacable del padre Gemelli, la Universidad Católica quizá aún estaría por hacer. Los tiempos no estaban maduros... decían entonces. Si en 1959 no hubiera existido Juan XXIII, el Concilio no se habría celebrado porque los tiempos no estaban maduros. Y así, muchas innovaciones, incluso las más urgentes, se ven sofocadas por esta idea de que los tiempos no están maduros”.

Santo Padre, necesitamos una Iglesia audaz, en este mundo convulso y complicado, que aparque esa prudencia paralizante, que tome decisiones y arriesgue lo necesario para que la palabra evangélica sea creíble.

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