A vueltas con el celibato de los curas

Según algunas informaciones y rumores, probablemente durante el Pontificado del Papa Francisco, en algún momento, se plantee el tema del celibato opcional de los curas católicos. Simplemente que este asunto aparezca en la agenda del Papa y de la Iglesia Católica, conllevará un gran revuelo. La revisión de largas tradiciones siempre supone una necesaria crisis. El Concilio Vaticano II removió los cimientos de la Iglesia Católica, pero alumbró un gran cambio catártico.

Existe un consenso entre los teólogos e historiadores que la vinculación entre celibato y sacerdocio es de orden disciplinario. En un momento determinado, y muchos estudios lo demuestran, la Iglesia Católica decidió asociar de manera vinculante este binomio. Esto significa que sacerdocio y celibato van intrínsecamente unidos. No entro en las razones de esta decisión. Pero queda claro que no estamos ante una cuestión dogmática. Por eso una decisión positiva de la Iglesia Católica, al nivel que se considere, podría desvincular esta asociación, y convertir el celibato obligatorio en opcional. Evidentemente, La Iglesia, deberá hacer una valoración a fondo de los pros y los contra de este nuevo planteamiento, teniendo en cuenta las razones de antaño para la asociación, y las de hoy, para una posible disociación de celibato y sacerdocio.

Muchos partidarios de mantener el celibato piensan que sería una gran pérdida la carencia de personas célibes en la Iglesia Católica. Eso es cierto, pero no lo es menos que el celibato opcional realzaría el celibato perpetuo de aquellos, que libre y voluntariamente lo asumieran en sus vidas con todas las consecuencias, como un don, y no como una imposición. Teniendo en cuenta que nadie cuando se ordena lo siente como una imposición. El problema es “a posteriori”. En esta línea, muchos creen que la complementariedad en la Iglesia de sacerdotes, en igualdad de condiciones, célibes y no-célibes podría ser muy fecunda y creativa.

Así pues: ¿Dónde residen los problemas fundamentales de este asunto tan delicado? No en el orden dogmático, sino práctico. ¿Si la Iglesia Católica tomara esta decisión qué supondría desde el punto de vista práctico? No cabe duda, que tamaña resolución sería una verdadera revolución, que suscitaría muchos consensos y disensos. Algunos interrogantes nos pueden ofrecer pistas de la envergadura y las consecuencias de la misma. Esto no quiere decir que no deba tomarse la decisión, si la Iglesia Católica lo considera oportuno, después de un discernimiento sereno y profundo, y con mucha paciencia, imaginación y creatividad

¿Esta opción estaría abierta a lo actuales sacerdotes ya ordenados y en ejercicio? Muchas y diversas situaciones se esconden detrás de este interrogante. La complejidad de la afectividad y la sexualidad están a la base. Sin duda muchos sacerdotes están viviendo su celibato con mucha madurez y felicidad, pero otros muchos con amargura y como una carga muy pesada, lo que les lleva a arrastrar dobles vidas de todo tipo con gran sufrimiento, según su sensibilidad moral. Esto es innegable. A otros les llega tarde esta decisión de la Iglesia, incluso habrá quien le cueste comprenderla, después de una larga vida de entrega fiel a su vocación celibataria. En cualquier caso, la Iglesia, tendrá que decidir claramente el alcance de esta decisión de cara a este colectivo tan sensible.

¿Lo sacerdotes seculares y religiosos, reducidos al estado laical, podrían recuperar el sacerdocio? En su día muchos sacerdotes asumieron con ilusión el celibato, pero el paso del tiempo, los ciclos vitales y las circunstancias concretas les llevaron a tomar la decisión de pedir a la Iglesia la liberación de esa carga insoportable y destructiva para ellos. Los sueños iniciales se convirtieron en una contínua pesadilla. Sin embargo, la ilusión por servir a la Iglesia se mantuvo en muchos, que buscaron otras vías permitidas. Por supuesto que algunos desearían volver al sacerdocio, y así colaborar con la Iglesia desde el ministerio. Sin duda, caso por caso, y analizando las circunstancias concretas, la Iglesia, podría abrir las puertas a este sector, que se ha mantenido fiel a su vocación sacerdotal.


¿Los seminaristas deberían casarse antes de la ordenación, o también después? La praxis de las iglesias católicas orientales podría ser indicativa para la Iglesia Católica en este campo. En estas iglesias, normalmente el matrimonio se celebra antes de la ordenación. No obstante, la asunción de la opcionalidad y la temporalidad podrían ser una buena salida. Una persona puede perfectamente tomar la decisión para toda la vida, pero darse cuenta posteriormente que el celibato le supone una gran dificultad; y por eso pensar en la opcionalidad a posteriori. La buena intencionalidad de una decisión definitiva no disminuye ante dificultades insalvables o avatares inesperados. El celibato se vive con gozo e integrado en la totalidad de la personalidad o se convierte en un infierno. El celibato tiene que llevar a la realización de la persona, no a su destrucción. En este campo educativo tiene que imperar la lucidez y la madurez. La ambigüedad y el voluntarismo irreal pueden ser letales.


¿Sería obligatorio el celibato para los obispos? La obligatoriedad del celibato es la praxis en las Iglesias orientales. La Iglesia católica no creo que de momento se salga de esta misma manera de actuar en cuanto a los candidatos al Episcopado.

Junto a estos interrogantes y otros muchos, las Conferencias Episcopales deberán ejercer un discernimiento muy claro y transparente a la hora de aplicar esa hipotética decisión de la Iglesia Católica Universal, ya que será en ese ámbito, en donde se concretarán todos los pormenores: el análisis de cada caso, aspectos económicos, cuestiones disciplinares, disponibilidad, tipo de seminario y muchos otros temas que surgirán y necesitarán de respuestas precisas. El tiempo dirá…En todo caso, preparémonos para un debate duro y agrio, pero necesario. ¿O estamos ante especulaciones galácticas?
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