Jesús elige apóstoles, casados y solteros indistintamente (DOMINGO 3º TO B 25.01.2015)

Introducción:Está cerca el Reino de Dios (Mc 1, 14-20)
“Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea”. El encarcelamiento de Juan es llamada para Jesús. La injusticia, la falta de libertad, de salud y de pan... es incitación divina a restaurar la voluntad de Dios. Los derechos humanos, cuando no son respetados, suscitan personas que dan la cara por ellos. Son los profetas, que surgen hasta de las piedras. “Si ellos se callan, gritarán las piedras” (Lc 19,40). Tristemente ha sido y sigue siendo realidad: “Aunque la Iglesia, por la fuerza del Espíritu Santo, ha permanecido siempre fiel esposa de Cristo, y nunca ha dejado de ser signo de salvación en el mundo, sabemos muy bien que entre sus miembros -tanto clérigos como laicos- no han faltado infieles al Espíritu Santo a través de la historia” (GS 43). No siempre han defendido ni defienden los derechos humanos, ni los respetan en sus comunidades. La libertad, la sinceridad, la corrección fraterna... se vuelven imposibles en comunidades leguleyas, aduladoras..

Proclamación del Reino de Dios
Los vv. 14-15 narran el inicio de la actividad de Jesús: proclamar el Reino de Dios, la causa de su vida. “Se ha cumplido el plazo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed la Buena Noticia”. Estas palabras condensan lo fundamental del Reino: llega el amor cercano del Padre, nos entrega su Espíritu, que crea en nosotros un corazón de hijos y hermanos, semejante al suyo, lleno de empatía con todos, especialmente con los más débiles. Ante esta oferta cabe mirarla, abrir el corazón, y actuar en consecuencia.

Jesús elige, como apóstoles, a casados y solteros indistintamente
A partir del v. 16 contemplamos a Jesús invitando a su tarea a cuatro pescadores. Son los primeros y van a ser los responsables de las comunidades que vendrán después. Como se ve, no hay exigencia de soltería o matrimonio. Lo importante es aceptar el trabajo por el Reino. Vincular los servicios eclesiales con soltería o matrimonio es una imposición que vendrá siglos después. No todas las iglesias aceptaron. Disciplina vigente hoy en parte de la Iglesia católica con discrepancias. Muchos pedimos que desaparezca, y sea de discreción y decisión personal. Para servir a la comunidad basta carisma, disposición vivida y necesidad comunitaria. Exigir soltería o matrimonio para presidir la comunidad cristiana, condiciona la voluntad de Dios, e impide muchas veces su realización. Comunidades, que no pueden celebrar la eucaristía, y sacerdotes casados, con carisma y buena disposición, son un signo del Espíritu para el cambio. Esta disciplina prohibe a Jesús, a su Espíritu, llamar a casados para el servicio presbiteral, y cumplir su voluntad: “haced esto en memoria mía”.

Llama a vivir en comunidad
Siguiendo la inspiración del Padre, Jesús “quiere santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confiese en verdad y le sirva santamente” (LG 9). “Venid conmigo” resume la invitación al seguimiento comunitario. Es el primer paso hacia el nuevo pueblo de Dios que “tiene por cabeza a Cristo...; como condición: la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo...; como ley: amar como el mismo Cristo nos ama; como fin: dilatar más y más el reino de Dios”(LG 9). Lo fundamental del seguimiento es la adhesión al Jesús histórico, como subraya san Ignacio: “quien quisiere venir conmigo ha de ser contento de comer como yo, y así de beber y vestir, etc.; asimismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la noche, etc.; ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria” (EE 93, 95).

Os haré pescadores de hombres” es metáfora de la misión
Quiere decir: “liberadores o despertadores –reanimadores- de hombres”. “Pescadores” en el original griego es participio de “dzogreo”, que tiene dos raíces: “dsao”: vivir; y “greo” que puede originarse de dos verbos distintos: "agreo": coger, atrapar (coger vivo, prisionero); y "egueiro": despertar (reanimar, volver a la vida). Es la misión para la vida plena. Es la mejor de las tareas: hacer personas libres, amantes de la verdad y de la vida para todos, cercanas a los más débiles, constructoras de paz, que se sienten habitadas por el Espíritu del Padre y de Jesús, que prefieren compartir en vez de acumular...

Oración:está cerca el reino de Dios” (Mc 1,14-20)

Jesús del Reino de Dios:
En el evangelio de hoy, vemos que tienes prisa:
se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios:
convertíos y creed la Buena Noticia
”.

La detención de Juan te ha incitado a proclamar el Reino:
ha sido el detonante de tu “conversión” a la voluntad urgente de Dios;
han conseguido cerrar la boca del Bautista;
ha brotado el torrente del Espíritu que te llena y
te da a sentir que “ha comenzado a llegar el reino de los cielos”.

El amor del Padre está siempre llegando:
se hace más vivo ante situaciones sangrantes;
le duelen las “detenciones” de profetas;
no tolera la indiferencia ante el hambre, la enfermedad, la violencia...;
protesta ante el lujo y despilfarro en medio de la miseria...

Quien ha percibido el amor del Misterio creador
no puede vivir indiferente ante la enfermedad, la marginación, la miseria,
el sinsentido, el fanatismo deshumanizador, la esclavitud, la incultura...

Implantar humanamente el Amor es tu invitación primordial:
amad como Dios ama, amad incluso a quien os odia” (Lc 6,27ss);
buscad primero el Reino de Dios y su justicia” (Mt 6,33);
¡proclamad que está llegando el Reino de los cielos!” (Mt 10,7);
id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16,15);
toda la creación, dice Pablo, espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios” (Rm 8,19).
“Toda la creación, comenta el papa Francisco, quiere decir también todos los aspectos
de la vida humana, de manera que `la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo
tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos.
Nada de lo humano le puede resultar extraño´ (V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 380)” (Ev. G. 181).

Tu pasión amorosa, Jesús del Reino, nos penetra a todos tus discípulos,
como lo reconoce Pablo: “el amor de Cristo nos apremia” (2Cor 5,14);
y no podemos vivir sin propagarlo: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1Cor 9,16).

El Espíritu sigue suscitando exigencias de Amor:
afortunadamente hoy preside el Amor de la Iglesia un profeta:
con mucho tiento está volviendo a las grandes intuiciones del Vaticano II:
a la alegría de evangelizar juntos, hermanados;
a la pobreza de espíritu que busca “el Reino de Dios y su justicia”;
a la misericordia entrañable ante los males que nos aquejan;
a la participación comunitaria en la solución de las discrepancias;
a la libertad evangélica, tan estrecha y ancha como el Amor...

Sinceramente creemos, Jesús del Reino del Amor:
que “otra Iglesia es posible, pero no paralela ni frente ni en contra”;
más fiel al Amor de Jesús, más comprometida con los pobres, más sencilla,
menos impositiva y autoritaria, menos clerical, más comunitaria...;

Deseamos una Iglesia que corrija los vicios clericales:
“El vicio clerical por excelencia es la envidia; otros son la vanidad y la calumnia...
¡Que grande es la vanidad en la Iglesia!. Se ve en los hábitos... Continuamente la Iglesia
se reviste de ornamentos inútiles. Tiene tendencia a la ostentación, al alarde...
El vicio del "carrerismo", especialmente en la Curia Romana...
Mal malísimo para la Iglesia: se intenta decir lo que gusta al superior
y se actúa según como se imagina que le gustaría,
haciendo de esta manera un flaco servicio al Papa” (Card. Carlo Martini).

Queremos trabajar por la reforma de la Iglesia:
“La Iglesia ha sido pionera en obras sociales...
Y sin embargo nos hemos dormido... Hace falta una revolución en la Iglesia...
No se puede contestar con respuestas de hace cuarenta años.
Espero que antes de que este Papa se muera, las mujeres puedan ser sacerdotes;
los sacerdotes que se han casado puedan ser sacerdotes otra vez...
Estoy convencido de que esto no es una herejía. No sería ningún pecado” (P. Ángel).

Tu amor, Jesús de todos, está siempre llamando a la conversión:
no necesariamente del pecado a la vida honesta;
conversión hacia la voluntad de Dios interpretando las circunstancias actuales;
conversión a su llamada a proclamar el Evangelio;
conversión a acoger libremente sus dones, y hacerlos fructificar.

Danos tu Espíritu para revisar y superar hábitos y métodos trasnochados, insignificantes...
Haznos hermanos de misión abiertos al Reino, causa y motor de tu vida y de la nuestra.

Rufo González
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