"Los católicos no se interesan por el cine" El director Zanussi en la inauguración de la XIII Muestra del Cine Espiritual


El reconocido director polaco Krzystof Zanussi inauguraba la XIII Muestra del Cine Espiritual de Cataluña con la presentación de su película “Cuerpo extraño”( Obce cialo, 2014). Desde la organización de la Dirección General de Asuntos Religiosos de al Generaltat de Cataluña este año presenta veinte títulos claves del cine espiritual reciente.
Zanussi, el viejo cineasta, desde el año 1966 lleva realizando ficción y documental tanto para la televisión como para el cine, señala con cierta preocupación la dificultad de la movilización del público religioso hacia las películas y en general hacia la cultura. En un momento donde "el mundo se pierde de la dimensión metafísica" es especialmente importante que el arte que mira a la trascendencia tenga un sitio.
Zanussi, con impronta renacentista, ha cultivado la física y la filosofía y a la vez de cineasta, productor y guionista de cine ha dirigido teatro y ópera. Fascinado por las preguntas existenciales sobre el sin sentido, la muerte, la soledad y el mal ha desplegado una mirada abierta al misterio y predispuesta a lo trascendental.
No es fácil el estilo Zanussi. Su austeridad formal supone una cierta renuncia a la belleza inmediata y sus imágenes resultan más inquietantes e imperfectas que hermosas. Su narrativa alejada de todo efectismo se decanta por la contención, así la despreocupación sobre la trayectoria de los personajes, su trazado enrevesado, le conduce a perforar en los conflictos íntimos, como bien sabía hacer su compatriota Krzysztof Kieślowski, el amante de los dilemas. “Mis películas se derivan principalmente de la literatura, y son un tipo de discurso humano. La idea de cine visual siempre ha planteado mis dudas” dirá avisando sobre su forma de enfocar la imagen.


Cuando un metafísico se mete a cineasta no puede esperarse un cine comercial sino una mirada penetrante y un tanto torturada, la sombra de Dreyer es alargada. Discípulo de Munk, amigo del Tarkovski al que ayudó en sus últimos momentos, su cine es simbólico y discursivo, aunque alejado de la verborrea de Woody Allen, busca el absoluto y mira al infinito. Sus personajes sean físicos inquietos o amantes imposibles, médicos moribundos o embajadores despechados siempre son insaciables en su deseo de llegar más allá, nunca citan a Dios pero siempre andan tras él.
Zanussi es miembro del Consejo Europeo de la Academia de Cine, la Pontificio Consejo para la Cultura en el Vaticano y ex-presidente de la Asociación Eurovisioni. Es doctor honoris causa en diversas universidades así el Instituto de Cine de Moscú WGiK (1998), Universidad Europea en Minsk (2001), Universidad Nacional de Teatro y Cine de Bucarest (2001), Nueva Universidad Búlgara (2002), Universidad Estatal de Televisión y Cine en San Petersburgo (2004) o la Universidad Católica de Valencia (2004) y es el presidente de Tor películas, productora de las películas de Agnieszka Holland y muchos otros. En el 2003 recibió el premio Robert Bresson otorgado por el Ministro de Cultura del Vaticano durante en el Festival de Venecia.

Foreign Body (Cuerpo extraño, 2014) su última película es una buen ejemplo de su trayectoria de este cineasta con espíritu. Ángel (Riccardo Leonelli), un joven italiano encantador, se va a Varsovia para seguir a la mujer que ama, Kasia (Agata Buzek), que tiene intención de hacerse monja. Allí comienza a trabajar en una compañía donde conoce a Kris (Agnieszka Grochowska), su directora, una mujer liberada y ambiciosa, que le introduce en su mundo de intereses y lujo. Acosado y humillado terminará en prisión. Una elección entre dos mujeres, entre dos mundos, entre dos sentidos de vida, donde el elector es idealista y diletante (“Eres un castrado” le diré el padre de Kasia). ¿Es posible ser libre cuando se desdibujan los límites del bien y del mal?
Como nos decía ayer Zanussi “El cine debe mostrar la diferencia entre el bien y el mal. No todo es lo mismo” Ante una sociedad que ofrece como ilusión una forma de vida que implica perder el alma y deslizarse por un camino de autodestrucción, Zanussi eleva una propuesta ética. Una propuesta que es crítica ante las simplificaciones. Ni el feminismo a solas, ni la fe sin dudas, ni la ambición sin humanidad. La sociedad neoliberal deja un profundo vacío y el cinismo adentra en la oscuridad, pero la fe tampoco es fácil, la duda y la prueba nos la marca dramática de lo humano. Pero todos mantienen una añoranza, un deseo: "Yo esperaba que me podría convertir" dirá uno de sus personajes. El provocador, el filósofo y el artista procuran encontrar una salida ante el mal y el sufrimiento. ¿Bastará la religión y la fe para ofrecer una respuesta convincente?
“Sin el contacto con el Misterio, no hay creatividad. El Misterio señala nuestra forma de vivir. Desde esta relación con el Misterio nace el arte y las verdaderas películas”. Por eso Zanussi enfrenta este cine difícil pero imprescindible. Nos decía que "la imagen más difícil es mostrar al ser humano en su relación con Dios", él lo ha intentado.
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