Excesos episcopales un daño para la iglesia.

Es curioso como la mayoría de los obispos de nuestro país, casi nadie saben que existen. Le preguntas por Vilaplana a alguien y te dicen, ¿es un político? Hablas de Omella, y alguno pensará en aquella dinastía árabe degollada, si mencionas a Martínez Sistach, pues solo lo conocerán en su tierra, y a duras penas.
Pero lo curioso es si preguntas por rouco, enseguida muchos se dan cuenta que lo conocen, y sin duda por la mala imagen que se ha creado, le tomaran por un hombre conservador y hasta malvado. Mi opinión de Antonio María es que es un hombre ambicioso y oscuro, aunque su ambición parece menguar día a día, su persona tan oscura y su afición por rodearse de camarillas, le hacen ser un arzobispo distante y poco cercano, salvo si eres asiduo de la Almudena o si tienes intereses con él. Malvado ni me parece, tal vez algo maniático.
Si mencionas a Cañizares, la estrella del momento, la gente podría conocerle como un portero de fútbol o como el cardenal Cañizares. Lo cierto es que aun se está dando a conocer, y pronto su imagen será tan negra o más que Antonio María Rouco.
Luego están los obispos a los que solo conocen en su diócesis. En ocasiones ni los conocen. En Navarra no son pocos los Navarros que conocen a Monseñor Sebastián y en Valencia a García Gasco. Pero pasa lo de siempre, los ajenos a la iglesia de conocerlos, los conocen por sus excesos episcopales. En Segorbe-Castellón conocían bien a Reig, ahora con el nuevo obispo, muchos ni conocen a Casimiro López, tan pronto como ha llegado, han cesado las polémicas frases. En cambio en Murcia ya conocen a Reig, tal vez por el nombre no, pero saben que ya van dos escándalos, lo del cura homofobo y machista que lo denunciaron 193 personas de su pueblo, y el asunto aquel del bioadulterio, pero dado que enseguida Reig Pla parece desaparecido, tal vez solo sepan que su obispo es un hombre raro, y por su bien más le vale seguir así, pues cada vez que abre el piquito se denigra el solo.
Es curioso en Andalucía. Tengo familia en Andalucía y siempre pregunto. En Huelva querían a Noguer Carmona, su obispo dimitido por enfermedad. Le tiene por buen obispo y pobre hombre. A Vilaplana aun ni lo conocen bien por su nombre, tal vez solo los asiduos a las misas, pero su evolución será seguramente idéntica a la de Moguer, esperemos que en la enfermedad no. Al Cardenal Carlos Amigo lo aprecian en Sevilla, parece que es como un lujo para los sevillanos. Por llevarse bien, se lleva bien hasta con los colectivos gays. En Málaga recuerdan aún a Buxarraiz, a Dorado le conocen poco, al otro le conocen por sus polémicas de vivir como un Malagueño de clase media más, de ser cercano, lo recuerdan con nostalgia. En granada en cambio no guardan mucha simpatía por Francisco Javier Martínez, recuerdan más a Cañizares con más agrado, y algunos más aun a su antecesor. Fracisco Javier Martínez tiene una imagen por los suelos, vaya por donde vaya le persiguen las polémicas, y desde que pisó Andalucía todos han tenido que ver con su animadversión a CajaSur, parece que incluso hasta el libro de la catedral. Los cabildos ya se ve lo que le tardan en pleitearle, y a los seminaristas en encerrarlos.
Pues el caso está en que si quienes gobiernan la iglesia tienen una imagen por los suelos incluso desde dentro de sus diócesis, no solo en algún caso con sus fieles sino incluso con los que no son sus fieles, entonces es absurdo y ridículo plantearse la evangelización de un país como España. En Madrid les dio por lanzar la absurda misión joven, y más que atraer, no ha servido más que para gastar el dinero, igual que el sínodo diocesano. Es verdaderamente imposible hacer labor evangelizadora si tu obispo es un hombre oscuro y al que muchos ven como un hombre malo por las polémicas en la prensa, y más si lo asocian al Partido Popular, en el cual hay muchos que hasta le tienen asco por intentar doblegar el PP a la voluntad del arzobispado.
Tal vez algún obispo de buena imagen consiga algo en sus diócesis, pero en ocasiones estos son insignificantes si la imagen de la iglesia es denigrada por otros. Vivimos en una sociedad de prejuicios. A Izquierda Unida se la detesta excesivamente por Llamazares, pues mucha gente conoce poco de esa formación, lo mismo le ocurre a la iglesia, el rechazo creciente que viene sufriendo va a estar debido en mayor parte a unos obispos imprudentes por los que todo el mundo se va a acordar más que por las Hermanitas de la Caridad.