Extraido de "Sinfonia divina, acordes encarnados". Edit. PPC "Sinfonia divina, acordes encarnados" Un nuevo año litúrgico . Ciclo A
Un nuevo año litúrgico en nuestra vida, un nuevo camino junto al Maestro en el deseo de seguirle y conocerle desde la vida y en el corazó. Un nuevo aporte de reflexiones que hemos elaborado para caminar juntos y poder ayudarnos en la tarea de la construcción del Reino. Me da alegría profunda el poder compatir este trabajo sencillo hecho a pie de calle y de vida, desde nuestro ser iglesia en medio del mundo. Deseo que sea de vuestro agrado y que sirva a la construcción de esa humanida justa y fraterna que tanto ansiamos en estos tiempos.
| Jose Moreno Losada
Finis coronat opus
Recuerdo aquella octavilla escrita a mano que me enviaba mi profesor Ruiz de la Peña con alguna corrección y con esta expresión lacónica: Finis coronat opus. Así me daba la orden alegre de que ya estaba terminada mi tesis de licenciatura en Teología dogmática. El trabajo se había completado con éxito y podía presentarse al tribunal y defenderse en público. Hoy siento alegría al ver que con este ejemplar culminamos la tarea propuesta de elaborar comentarios a los evangelios dominicales de los tres ciclos al hilo de la vida. Hechos de la existencia compartida donde el evangelio se nos da a «trozos» (ciclo B), en «hilvanes (ciclo C) y en «acordes encarnados» (ciclo A).
Sinfonía divina, acordes encarnados trae a tus manos la vida y la reflexión propia de un evangelio que, iluminando la historia, nos ayuda a escuchar una sinfonía plural y armoniosa que se nos va mostrando en acordes muy cotidianos sentidos por nosotros mismos o compartidos en la tarea del mundo junto a otros con los que caminamos y vamos haciendo historia, que lo es de salvación y de esperanza.
El pentagrama es el mismo de los ciclos anteriores: lo que dice el evangelio es verdad, no porque lo diga ese evangelio, sino porque es verdad en la vida. Se cumple, y los que tienen el oído afinado del bautismo van oyendo esas notas articuladas y armoniosas que dan ritmo de reino de Dios y de esperanza escondida. Así, en los vaivenes de las horas y de los días podemos encontrar la perla escondida o los cantos de un Magnificat que apunta a eternidad por momentos.
En este ciclo A es el evangelio de Mateo quien marca el itinerario en el conocimiento de Cristo y el que nos ayudará a descubrir su verdad encarnada. Una verdad que nos desborda y nos alimenta en la fe y en el deseo de amar como seguidores de Jesús.
El vivir de lo cotidiano en el que estoy enmarcado como sacerdote diocesano se notará en la elección de hechos de vida, aunque trato de no perder la universalidad de la fe y de la Iglesia en medio de la historia. Actualmente estoy animando campos de ecumenismo y diálogo interreligioso, de ecología integral, de migraciones, y he comenzado a caminar con una comunidad parroquial rural pequeña de las Vegas Bajas del Guadiana, en Guadajira (Badajoz). Sin olvidar el acompañamiento a militantes cristianos de movimientos de Acción Católica, especialmente de Profesionales Cristianos. Como no puede ser de otra manera, lo notaréis a vuela pluma. Ya sabéis mi lema como creyente: ¡la vida!
Agradezco de corazón todas las muestras recibidas como ecos de los libros anteriores. Ellas me han ayudado cuando la tarea se hacía más ardua, ya fuera por razones personales o ambientales. Me siento querido y parte de una comunidad muy amplia desde el seguimiento de estos libros y desde las redes en las que voy compartiendo mis lecturas creyentes y los hechos de vida que me encuentro y percibo como signos del Reino y presencia activa del Espíritu en la historia. Espero poder seguir en ese camino y acercarme a lugares comunitarios a presentar esta pequeña obra como he hecho en cursos anteriores. Para repartir estos trozos de pan, hilvanando nuestra historia con cantos de alabanza en una sinfonía tan celestial como humana.
La novedad que se suma este año viene de la mano de dos músicos magníficos como son el pianista Pedro Monty y su compañero Alfonso Calvo. Ellos, que han sido protagonistas de hechos de vida de libros anteriores, han asumido esta vez la tarea de poner los «acordes encarnados» que vamos a encontrar en cada domingo y en cada fiesta solemne. A partir de los relatos de los hechos de vida, con la ayuda de la inteligencia artificial, han creado una canción de contemplación y alabanza. Estas canciones van a ser únicas y originales para nosotros, y han sido dadas a luz de un modo singular y propio. Podemos decir que en los «acordes encarnados» está la esencia de toda la obra, cantada y musicalizada. Podremos leer y escuchar al mismo tiempo la gracia del Espíritu. Estos cantos quieren ser luz y aliento de nuestro vivir humano y cristiano. Agradezco la disponibilidad y tesón que han tenido para este trabajo, que ha sido tan profundo como amplio. Espero que os hagan disfrutar sintiendo de modo especial la Palabra de Dios hecha carne, y contemplando con mirada sinfónica los acordes de nuestras propias existencias.
María José Toledo, con quien llevo décadas de camino compartido en la Juventud Estudiante Católica y en Profesionales Cristianos, ha tenido a bien aceptar mi petición para prologar nuestro libro. Me alegra que una laica cristiana, de raíz rural, profesional, esposa y madre, mujer de Iglesia y ciudadana comprometida con lo común y lo público, sea quien abra la puerta de este trabajo para todos.
Termino, como no puede ser de otra manera, dándote gracias, Padre, «porque has escondido estas cosas a sabios y entendidos y las has mostrado a los más sencillos». A aquellos que transitan por caminos de lo ordinario y lo difícil, con el silbido esperanzador de una fe firme y fuerte, de unos signos de amor que no deslumbran, pero sí iluminan profundamente la existencia. Cientos de personas y de colectivos traídos a estas páginas junto a trozos de evangelio, con hilvanes de trascendencia y acordes encarnados. Sin vosotros, la Palabra quedaría impersonal y entonces no sería vital, caería en doctrina e ideología sin fondo. Gracias a todos. Continuaremos encontrándonos en la vida, porque seguimos caminando hacia un nosotros cada vez más grande.
Prossit