Hay personas cuya presencia, allá por donde pasan, es poco ruidosa, sin aspavientos, sin ánimo de destacar, de aparentar, de liderar, de que les hagan reverencias ni de que se vea y reconozca su influencia.

Hay personas que sin necesidad de aparecer como la luz que brilla aparatosamente actúan de un modo menos ostentoso pero llegan a ser una referencia decisiva.

Con una habilidad increíble se mueven como de puntillas; de forma modesta y desinteresada, pero su influencia en el entorno nunca pasa desapercibida y, cuando se precisa, llega a ser determinante.

Esas personas son como la sal.

La sal es sencilla, discreta, humilde, nada importanciosa y, sin embargo ¡IMPRESCINDIBLE!

La sal no hace ostentación de su poder ni de su influencia y, sin embargo, cuando no está ¡CÓMO SE LA ECHA DE MENOS!

Alfonso (que hoy celebra sus bodas de plata como sacerdote)es SAL DE LA TIERRA de mi pueblo y de 12 pueblos más !Felicidades!