Suarez se ganó la credibilidad de mucha gente con su eslogan “puedo prometer y prometo”. Hoy yo sostengo que puedo llorar y lloro por ese hombre.

Suarez lideró la transformación democrática española. Cambió el rumbo del país, después de muchos años de dictadura. Fue el punto de encuentro para la conciliación entre españoles. Para hacer una España en la que cupiéramos todos.

Los derechos que hoy disfrutamos los españoles arrancan, fundamentalmente, de su tarea. De un hombre con visión de Estado. De un hombre de entendimiento, concordia y solidaridad entre españoles.

Luego mucha gente lo cercó y le hizo la vida imposible: sus propios compañeros de partido; la oposición “a degüello” del PSOE; las zancadillas del poder económico; el odio de los militares; el boicot de unos medios de comunicación manipulados por el poder; el Rey…

En medio de aquellas circunstancias yo, como ciudadano de a pie, me creí toda aquella operación de acoso y derribo. Y hoy pido disculpas por ello.