Es la hora de la responsabilidad

Una sociedad resignada a aceptar lo indecente como normal está enferma. Y si lo está hay que sanarla.

En estos días un juez ha hablado sobre el desprestigio de los políticos. Quizás no sea la persona mas adecuada para decirlo, pero no matemos al mensajero y tomemos nota del mensaje. Porque ese mensaje cada vez preocupa a más gente, según ponen de manifiesto las diversas encuestas del CIS.

Llevamos ya un tiempo en el que España está dando motivos de gran preocupación a Europa y ésta tiene motivos para temer un efecto contagio. Es un indicador claro de que vivimos un momento decisivo, porque la situación es seria y grave.

Para salir adelante hacen falta políticos con miras altas, que trabajen más por el país que por sus intereses personales y los de su partido. Un PP que hace lo que le conviene al bien común y predica con el ejemplo. Un PSOE que haga la travesía del desierto y se someta a una regeneración profunda. Una Convergencia constitucionalista que deje de chantajear con la independencia. Un PNV sin ambivalencias ante los abertzales.

Lo anterior suena a discurso repetido y, lamentablemente, rodeado de escepticismo. ¿Cómo hacerlo posible?

El problema no es nuevo. Ya hace 90 años Ortega y Gasset decía de nuestra España “invertebrada” que los cambios en la política, las leyes o las formas de gobierno serían ineficaces si no había un cambio en la moralidad del temperamento del español medio.

Españoles medios somos tú, yo y la sociedad civil a la que pertenecemos. No dejemos, pues, la responsabilidad sobre los políticos en exclusiva. Si ellos actúan con mediocridad, arbitrariedad y escaso aprecio por el bien común es porque se lo consentimos.

Necesitamos políticos que aporten y apliquen soluciones para crear las condiciones que permitan resolver el trauma de los casi 6 millones de personas sin empleo; que sumen y no que resten; que transmitan ilusión, pasión y confianza; que sienten las bases para avanzar hacia una sociedad más justa y responsable.

¿De donde sacar ese perfil de político? Yo no creo que nos vaya a caer del cielo, ni que vaya a haber una reconversión milagrosa. El milagro lo debemos producir nosotros. Desde una sociedad civil para la que no todo vale; que no traga con ruedas de molino; que no acepta corrupciones, ni despilfarros ni arbitrariedades. Crítica y exigente.

MORALEJA

- La mala noticia es que hay mucha gente resignada y sin fe ni en el más allá ni en el más acá.

+ La buena noticia es que hay gente, crítica y exigente, que actúa convencida de que la regeneración ética de nuestra sociedad que parece imposible es posible.
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