Benditas lejanías

La brisa helada enjoyada de escarcha, suspiro del aire en los arbustos rocosos, densos,   y en la roca pelada,  anuncia la hora palpitante de la armonía riza, blanco mar,  que vendrá a enterrar el romance del grillo con el mediodía, arrullará las almas con un lamento de silencio como un cerrojo,  e iluminará con una extraña luz al ciego, el peregrinaje peligroso del cazador, y el candar  del viajero en cuanto la oscuridad amplia el mundo hasta que los rayos del sol por la mañana enciendan llamas de colores, bandadas soñolientas, y empiecen a caer de los árboles como lágrimas los copos sobre un mundo sin hierba que acendra sueños de paz y el diluvio de tiempo barra  las horas y los días y se lleve la vida a horribles lejanías.  

Volver arriba