El sol nació hoy a las nueve y cinco para los pobladores del Valle de Fontercada. Asoma desde detrás de los montes de Nocedo y apunta la cima del Cebreiro. Todos los pueblecitos del vale siguen sumidos en la penumbra hasta que poquito a poco va descendiendo por las laderas hasta inundar de luz todos reovecos y rincones del valle. Desde la cima del monte, hoy se ven las casas, los patios y hasta se ven las gentes y los perros zascandilear de un rincón a otro. La naturaleza está desnuda. Si le dijéramos hoy a alguien venido del trópico que los manzanos dan manzanas, los nogales nueces, los castaños castañas, los cerezos cerezas podría pensar que le estábamos gastando una broma. En este momento, todo parece el mismo árbol, el mismo rosal, la misma planta para el ojo no avezado a los cambios de la naturaleza que fenece, se esconde, emerge y se levanta. Nos hace revivir lo que dicen los primeos capítulos del Génesis.