Naturalidad dulce y monótona

Los campesinos demuestran por el camino de los hechos. En general en ellos, la fe no brota del razonamiento, sino de experiencias, de intuiciones, muchas, fulgurantes, casi siempre referidas a un mundo sin el cual no podrían explicar nada. Muchas veces es difícil escucharlos con los ojos secos porque son exquisitas, suaves, delicadas, ingenuas, puras; otras, brutas como arados. No les interesa saber qué es el hombre sino quién es éste, de dónde viene, qué viene a buscar y a hacer. Frente a las cosas de fe siente la misma certeza que ante un rayo de sol, una tormenta. Cree con la misma naturalidad que escucha la eterna canción, dulce y monótona del Eiroá, y siente la rotundidad del Cebreiro. Pocas veces les distraen el ruido, la farándula, la diversión. 

-Todo está cambiando muy rápidamente”.

-Más que eso. No quedan, han sido sustituidos por los industriales de la tierra.

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